Por Sergio Guzmán, S.J.

Yo soy la luz del mundo, quien me siga no caminará en tinieblas, antes tendrá la luz de la vida. Jn 8, 12.

En este Año de la fe que concluye el 24 de noviembre del presente, el Papa Francisco ha enviado a toda la Iglesia su Carta Encíclica Lumen Fidei en la que, como Sucesor de Pedro, quiere “confirmar a sus hermanos en el inconmensurable tesoro de la fe, que Dios da como luz sobre el camino de todo hombre” (cfr. no. 7). Inspirado y alentado por esta carta recomiendo diez películas que, sin ser explícitamente religiosas, nos pueden ayudar a reflexionar sobre la propia fe y la que otros nos comunican. “La fe nos abre el camino y acompaña nuestros pasos a lo largo de la historia. Por eso, si queremos entender lo que es la fe, tenemos que narrar su recorrido, el camino de los hombres creyentes” (no. 8). El cine no es sino una forma de narrar historias, historias de hombres y mujeres que creen, aman, sueñan y esperan. Invito a lector a descubrir la fe que mueve a cada uno de los personajes en cada una de las películas y la luz que en éstas podemos encontrar.

“La luz de la fe –nos dice el Papa casi al final de su carta- no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar. […] En Cristo, Dios mismo ha querido compartir con nosotros este camino y ofrecernos su mirada para darnos luz” (no. 57). Luz para creer, luz para amar, luz para esperar.

1) El sabor de las cerezas de Abbas Kiarostami (Irán, 1997, 98 min.)

Conmovedora historia que guarda cierto paralelismo con la película fresas silvestres de Ingmar Bergman. En las afueras de Teherán, en un paisaje seco y polvoriento, seguimos a un hombre de mediana edad que quiere suicidarse y busca afanosamente a alguien que lo entierre si lo consigue. Después de la negativa de un soldado y de un seminarista, un hombre mayor accede a ayudarlo… Pero antes le habla de su propio intento de suicidio y cómo, gracias al sabor de la cerezas arrancadas de un árbol, prefirió seguir viviendo. Aquí podemos evocar la historia del profeta Elías que se adentra en el desierto y pide al Señor le quite la vida… y cómo el ángel del Señor le dice: “Levántate y come, pues te queda todavía un camino muy largo” (1 Re 19, 7). Y de tantos creyentes que atraviesan un desierto existencial y luchan por la vida.

2) Camino a casa de Zhang Yimou (China, 2000, 89 min.)

“Mi padre murió repentinamente. Recién me enteré anoche…”, con estas palabras en voz en off comienza la película. Mientras seguimos la narración contemplamos un camino nevado que conduce a las montañas. Quien habla es el hijo único del difunto que va a encontrarse con su madre. Ella prepara un funeral tradicional para honrar la memoria de su esposo y maestro del pueblo. El ritual consiste en llevar al muerto en andas desde la montaña mientras la gente le grita al muerto: “Este es el camino a casa”. En el Camino de Emaús (cfr. Lc 24, 13-35) encontramos a dos discípulos que lloran por un muerto: Jesús de Nazaret. Un caminante se acerca, les pregunta sobre lo que vienen conversando, los escucha, les explica todo lo que en la Escritura se refiere a él, entra a casa con ellos, comparten el pan… y luego se va. En ambas historias hay un camino de fe que nos lleva a casa con Dios.

3) En un mundo mejor de Susanne Bier (Dinamarca, 2010, 113 min.)

Ganadora al Oscar a Mejor película de Habla no Inglesa, esta cinta narra la historia de Anton, médico que divide su tiempo entre una ciudad idílica en Dinamarca y un caótico campo de refugiados en África. Abuso, abandono, rabia y deseos de venganza hay en ambos lados. Elías (hijo de Anton) sufre el constante  bullying de uno de sus compañeros hasta que otro chico le defiende (Christian). Anton también es golpeado por un mecánico frente a sus hijos y Christian, éste se defiende poniendo la otra mejilla. Christian cree que eso no se puede quedar así y planea con Elías una “venganza” (título original de la cinta). He aquí el dilema de aplicar la ley del talión (“ojo por ojo, diente por diente”) o poner la otra mejilla (cfr. Mt 5, 38-39) que puede ser una forma de enfrentar al agresor y buscar caminos para el perdón, la reconciliación y la paz… y así acceder a un mundo mejor.

4) Cambio de planes de Pedro Arango (España, 2011, 110 min.)

Unos días previos a la Navidad Manolo –un hombre de unos 40 años, distanciado de su esposa, con poca comunicación con sus hijos, con una vida más bien decadente y rutinaria- se encuentra con Antonio, un chico de 15 años con cáncer terminal. Antonio se sabe enfermo, que va morir; pero tiene mucha vida por dentro… y es la que quiere compartir y contagiar a todos. “¿Cómo andamos de fe?”, le cuestiona el chico a Manolo. Manolo es sincero con él: “Antes creía, pero ahora no”. Antonio, con su buen humor, le dice: “Yo al revés: antes nada y ahora no tengo duda”. Aquí podemos evocar aquel diálogo de Jesús con el padre del joven epiléptico (cfr. Mc 9, 14-29), en que al ser cuestionado en su fe éste le responde: “¡Creo , pero ayúdame a tener más fe!”. Cambio de planes es una bella historia con sus toques de humor que nos invita al cambio de actitudes, a valorar y buscar la vida, a crecer en la fe.

5) Espacio interior de Kai Parlange Tessmann (México, 2012, 89 min.)

Basada en una historia real, con una buena edición y buen ritmo esta película nos cuenta cómo vive Lázaro un prolongado secuestro en un cuarto de tres metros cuadrados completamente aislado del mundo exterior. Con varios emplazamientos de cámara vemos cómo este joven y reconocido arquitecto transforma este reducido espacio, negocia, lleva cuentas, se ejercita, ora… con el recurso del flasback sabemos más de su historia: de su familia, de sus padres, hermanos, esposa e hijos. Con la edición en paralelo vemos lo que hace su familia buscando su liberación. Por supuesto el nombre ficticio de Lázaro (Aquel al que Dios socorre) nos recuerda al amigo de Jesús que fue desatado y liberado de la muerte. No olvidemos también el cuestionamiento de Jesús a Marta: “¿No te he dicho que, si tienes fe, verás la gloria de Dios?” (Jn 11, 40).

6) El color del paraíso de Majid Majidi (Irán, 1999, 88 min.)

El color del paraíso es la historia de un niño ciego que busca y quiere tocar a Dios. Una película hecha con arte, con bellas imágenes que invitan a contemplar sin prisas… con acertados diálogos que invitan a la reflexión. Mientras avanza la cinta podemos recordar a grandes místicos, incansables buscadores de Dios, como san Juan de la Cruz (“¿A dónde te escondiste, Amado mío y me dejaste con gemido?”). Podemos recordar aquí a Bartimeo (cfr. Mc 10, 46-52), aquel ciego que a la orilla de un camino reconoce a Jesús y le grita: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”. Podemos también aquí reconocer nuestras propias cegueras y oscuridades y dar ese salto de fe como lo dio Bartimeo. No olvidemos también aquellas palabras de San Anselmo de Canterbury: Que te busque en mi deseo, que te desee en mi búsqueda, que te busque amándote y que te ame cuando te encuentre.

 7) Gran Torino de Clint Eastwood (E.U., 2008, 116 min.)

La película Gran Torino es una película que nos puede ayudar a reflexionar sobre la fe, la vida, la muerte y la salvación. Walt Kowalski (Clint Eastwood, estupendo), un viudo alejado de sus hijos, veterano de guerra, con pocos amigos, es cuestionado en su fe por el padre Janovich; después de escucharlo, el sacerdote sólo puede decir: “(Usted) sabe más de la muerte que de vivir”. Esto es sólo el comienzo… pues a lo largo de la película veremos cómo Kowalski va saliendo de su encierro, dejando prejuicios y convirtiéndose en una especie de buen samaritano (cfr. Lc 10, 25-37) para la comunidad. En alguien da la vida por los demás. Aquí podemos evocar lo que nos dice la Palabra: “Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13) o “el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y el Evangelio, la salvará” (Mc 8, 35).

8) Amigos (Untouchable) de Eric Toledano y Oliver Nakache (Francia, 2011, 109 min.) Amigos es una historia de dos hombres –uno, millonario tetrapléjico que depende de un equipo de enfermeros y asistentes para sobrevivir; otro, un inmigrante que acaba de salir de la cárcel y vive de la asistencia pública- que poco a poco, con humor, coraje y sin chantajes, irán rompiendo barreras y superando limitaciones para tener una mejor calidad de vida y descubrir lo qué significa ser amigos. Esta película nos puede ayudar a reflexionar sobre la fe y la amistad a través del contraste, la complementariedad y la apertura. Por supuesto aquí podemos recordar lo que dice el Eclesiástico sobre la amistad:  “Un amigo fiel es apoyo, el que lo encuentra, encuentra un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, es incalculable su valor. Un amigo fiel es medicina para la vida” (Eclo 6, 14-16).

9) Camino a la libertad de Peter Weir (E.U., 2010, 130 min.)

Camino a la libertad es una película bien filmada, con excelentes locaciones y una fotografía impecable (sí, a cargo de National Geographic). Película basada en hechos reales, con un estilo documental. Historia lineal y bien contada sobre la lucha por la sobrevivencia y la libertad. En Siberia, siete prisioneros deciden en un día de ventisca escaparse y emprender una marcha de miles de kilómetros a través de la estepa rusa, los desiertos mongoles y las nevadas montañas del Tibet. Con un buen reparto (Jim Sturgess, Ed Harris, Saoirse Ronan y Colin Farrell), Peter Weir nos lleva de manera sobria, con escasos diálogos, sin recurrir al efectismo de una banda sonora, a un largo camino donde emergen los instintos más primarios como el miedo, el hambre, la sobrevivencia… y a la par valores tan humanos como la fe, la compasión, la confianza y la solidaridad.

10) Luz silenciosa de Carlos Reygadas (México-Francia-Países Bajos, 2007, 143 min.)

La primera escena llama la atención: una toma a un cielo estrellado. La cámara baja y distinguimos en la oscuridad unos árboles. La cámara se mueve lentamente y, mientras el tiempo corre, vemos como poco a poco va saliendo el sol. Carlos Reygadas, siempre sorprendente, polémico y desconcertante invierte cinco minutos en esta escena que él ha llamado Amanecer. Las siguientes escenas tienen títulos muy sugerentes: Desayuno, La casa, El taller, El beso, La ordeña, La lluvia, El hospital, Velorio y Despertar. Al ver la película podemos traer a la memoria algunos pasajes en los que Jesús -según nos cuenta los evangelios- se presentó de manera muy discreta en un camino (cfr. Lc 24, 13-35), en un desayuno junto al lago (cfr. Jn 21, 9-14), en una casa (cfr. Jn 20, 19-21), en el trabajo cotidiano (cfr. Jn 21, 1-7). Luz silenciosa es una película que puede despertar y alimentar nuestra fe.

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