Esta mañana, en la homilía en Santa Marta, el Papa Francisco ha reflexionado sobre el apego al dinero y la codicia que destruye a las personas, a las familias y las relaciones con los demás: «El dinero sirve para llevar a cabo muchas cosas buenas, muchos trabajos para desarrollar la humanidad, pero cuando tu corazón se coge así al dinero, te destruye».

Francisco, comentando el Evangelio de hoy, señaló que Jesús cuenta la parábola del hombre rico, que vive para acumular «tesoros para sí» y no «se enriquece en Dios», y hace la advertencia de mantenerse alejado de la codicia: «esta codicia también te enferma, porque te hace pensar solo en función del dinero […] y al final, es un instrumento de la idolatría, porque va por el camino contrario al que Dios ha hecho con nosotros.

En cambio, presenta el camino que San Pablo ha señalado: « nos dice que Jesucristo, que era rico, se hizo pobre para enriquecernos. Este es el camino de Dios: la humildad, el abajarse para servir. Sin embargo la codicia te lleva por el camino contrario: tú, que eres un pobre hombre, te haces a ti mismo Dios por la vanidad. ¡Es una idolatría!»

A decir del Papa, Jesús dice cosas «tan duras, tan fuertes contra este apego al dinero. Nos dice que no se puede servir a dos señores: o Dios o el dinero. Nos dice que no nos preocupemos, que el Señor sabe lo que necesitamos» y nos invita «al abandono confiado en el Padre, que hace florecer los lirios del campo, y da de comer a los pájaros». El hombre rico de la parábola continua pensando solo en riquezas, pero Dios le dice: «Necio, ¡esta noche se te pedirá la vida!». «Este camino contrario al camino de Dios es una necedad, te lleva lejos de la vida, destruye toda fraternidad humana».

«El Señor nos enseña cuál es el camino: no es el camino de la pobreza por la pobreza. ¡No! Es el camino de la pobreza como instrumento, para que Dios sea Dios, ¡para que Él sea el único Señor! ¡No el ídolo de oro! Y todos los bienes que tenemos, el Señor nos lo da para hacer que el mundo vaya adelante, para que la humanidad siga adelante, para ayudar, para ayudar a los demás. Que permanezca hoy en vuestro corazón la Palabra del Señor: ‘Estad atentos y manteneos lejos de toda codicia, porque aunque uno esté en la abundancia, su vida no depende de lo que pose», concluyó el Papa.

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