Por Felipe de J. Monroy | Director Vida Nueva México |

Del 11 al 16 de noviembre próximos se realizará la 96 Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM); como cada semestre, los obispos del país se reúnen para trabajar sobre un tema programado, actualizarse en los acontecimientos eclesiásticos nacionales e internacionales, organizar las estructuras de animación e intervención pastoral y, en su caso, votar por los liderazgos que requieren para representarlos en las dimensiones propias de la Iglesia para con la grey.

Esta asamblea se antoja peculiar por varias razones. Según lo anticipado por el consejo de presidencia de la CEM, los obispos mexicanos abordarán el tema de la “nueva evangelización” que no es otra cosa sino la adecuación del lenguaje y la expresión religiosa católica frente a las culturas postmodernas que han avasallado al mundo. Contarán con la participación de un distinguido visitante, el arzobispo Salvatore Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, quien hablará de los retos de la Iglesia contemporánea y sus perspectivas frente los desafíos de secularización.

Otro alto visitante de la Santa Sede que participará en la Asamblea es el cardenal canadiense, Marc Oullet, presidente de la Congregación para los Obispos y titular de la Comisión para América Latina. En concreto, Oullet estará para el Congreso Continental Guadalupano que se realizará en la Basílica de Guadalupe del 16 al 19 de noviembre; sin embargo, tendrá una intervención en el último día de la asamblea, reunido en privado sólo con los obispos. Aquí, la presencia de Oullet junto con el Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre, podría ser importante en la conformación de las ternas episcopales para que el Papa decida los nuevos obispos en Campeche y Papantla, pues estas diócesis quedaron vacantes en el último semestre. La primera, por el traslado de Ramón Castro Castro, de Campeche a Cuernavaca; y la segunda por el nombramiento de Jorge Carlos Patrón Wong, como secretario para los Seminarios de la Sagrada Congregación para el Clero. Por cierto, se espera que en esta asamblea, los obispos mexicanos voten por el reemplazo de Patrón Wong en la Comisión Episcopal para Vocaciones y Ministerios. Los obispos realizarán esta elección mediante un moderno sistema electrónico de sufragios que es utilizado para la elección de los miembros del consejo de presidencia y de los titulares de las comisiones episcopales.

Hasta allí, todo lo previsto. No obstante, los recientes acontecimientos en México mantienen con cierto nerviosismo al episcopado. La cruda violencia en Michoacán ha puesto en las últimas semanas en el centro de la vorágine al obispo Miguel Patiño, de Apatzingán; quien junto a los obispos de la provincia (Morelia, Tacámbaro, Lázaro Cárdenas y Zamora), padece con gravedad los efectos del crimen, la violencia y la militarización de la vida pública. De igual modo, mientras las comunidades afectadas por los vendavales en septiembre y octubre se sobreponen lentamente a la desgracia,  las carencias, el despojo, los abusos y la indolencia aún preocupan a los pastores de estas zonas tal como lo manifestaron los cuatro obispos de Guerrero (Acapulco, Chilpancingo-Chilapa, Tlapa y Altamirano) en su carta del 30 de octubre pasado. Lo mismo con la violencia desatada en Matamoros, Tamaulipas.

Pero lo que más inquieta de esta Asamblea es la ligera tensión que se percibe entre los obispos sobre el estilo que el papa Francisco le ha impreso al obispo de Roma. Los gestos de sencillez, humildad y austeridad que Jorge Mario Bergoglio eligió como punta de lanza en su pontificado continúan desconcertando. Algunos de los ‘gestos’ han dejado de ser anecdóticos pues el ‘estilo Francisco’ no convence a todos y ciertos pastores simplemente no desean renunciar al boato mayestático o a la salvaguarda de un statu quo bien configurado en la catolicidad mexicana. La angustia manifestada por ciertos grupos de feligreses por las ‘ligerezas’ del Papa refuerzan los sentimientos de suspicacia  entre no pocos obispos. Así, aunque algunos prelados han debido dejar las cruces pectorales de oro por sana imitación o por lógica jerárquica; también se cuestionan si estarán en lo correcto.

Así que será muy importante el papel que tome el cardenal Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la CEM, quien además de llevar las pesadas riendas de la complicadísima arquidiócesis tapatía tiene frente a sí el reto de promover la unidad en un episcopado al que apremia el reto de salir al encuentro de realidades muy complejas, con nuevas actitudes, nuevos lenguajes y nuevas estrategias de convicción, servicio y esperanza.

@monroyfelipe

 

 

 

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