Entrevista con Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas |

Por Gilberto Hernández García |

Hace veinte años salió a la luz pública el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el sureño estado de Chiapas, uno de los lugares con más pobreza en el continente americano y sumido en un atraso considerable en las condiciones de vida de los pueblos indígenas. Con muchos simpatizantes en todo el mundo, la propuesta de los zapatista de Otro mundo posible ha tenido avances y tropiezos; sin embargo, se mantienen en pie de lucha, ya no con las armas, sino como un movimiento de resistencia que apela a la conciencia para hacer realidad las reivindicaciones que los hicieron asumir esta lucha.

Conversé con el obispo de San Cristóbal de  Las Casas, Felipe Arizmendi, sobre el papel que hoy en día juega el EZLN como insoslayable actor  social en este México de nuestro tiempo.

¿Qué «lectura» puede hacerse del movimiento zapatista en esta perspectiva que nos dan 20 años de su aparición pública?

Fue una expresión de rebeldía, de lucha por otro tipo de vida, de inconformidad por la miseria de los indígenas, de advertencia para el país por el olvido de tantos marginados no sólo en Chiapas, sino en todo el país.

¿Quién es actualmente el EZLN en Chiapas? ¿Qué papel juega en la construcción del país, en el derecho de los pueblos originarios a «ser»?

Empezó como movimiento armado; en la actualidad, es un movimiento social y político, que lucha por las mismas causas, pero ya no militarmente. Su voz sigue siendo importante, a la hora de promover el desarrollo integral de estos pueblos. Ahora que se está gestando una propuesta gubernamental para darle fuerza a los llamados «Acuerdos de San Andrés», debería buscarse un mecanismo de diálogo con ellos, para que su voz sea escuchada, así como la voz de otros pueblos indígenas.

 Hace 20 años salió a la luz el EZLN buscando reivindicaciones para las poblaciones indígenas, ¿qué situaciones que detonaron esta rebelión siguen presentes hoy en día?

Chiapas, con Oaxaca, Guerrero y algunas partes de Veracruz, sigue siendo de extrema marginación en varios de sus municipios. El gobierno, la Iglesia y la sociedad civil hemos hecho algunas cosas para que esto cambie, pero la brecha de la pobreza es enorme y los rezagos son seculares.

¿Qué situación viven los indígenas actualmente en la región?

Es innegable que ha habido avances. Llevo 23 años en Chiapas, de los cuales casi 14 en la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, y hay más caminos y carreteras, más escuelas y clínicas, casi en todas partes hay luz y algún sistema de agua, las viviendas han mejorado. Sin embargo, sigue habiendo analfabetismo, carencias graves para atender la salud, falta de trabajo, abandono del campo, poca valoración de la mujer, migración hacia otros lugares, etc.

¿Qué avances se han tenido en las condiciones de vida de los pueblos indígenas después de la aparición del movimiento hace 20 años?

El principal avance es la valoración de sí mismos que han hecho los indígenas; se consideran dueños del territorio, que tienen derechos, que su cultura vale, que no los pueden ignorar, que su voz debe ser tomada en cuenta. Desde luego que estos avances no se deben sólo al EZLN, sino que es un trabajo conjunto de muchos actores del gobierno, de las iglesias y de la sociedad.

En el estado el movimiento zapatista tiene varias comunidades autónomas, ¿cómo acompaña la Iglesia, particularmente la diócesis de San Cristóbal, a esa población? ¿Cómo es su relación? ¿Qué acciones emprende?

El EZLN tiene presencia en varias comunidades, a las cuales atendemos pastoralmente de una manera regular, sin ningún problema. No necesitamos acuerdos previos, sino que la comunidad es atendida sin distinguir si es de este movimiento, o de otras organizaciones sociales, o partidos políticos. La diócesis se esfuerza en atender a todos, y no estamos casados con una sola línea. Se imparten las catequesis presacramentales como en cualquier otro lugar donde no están ellos; celebramos los sacramentos para todos; hay catequistas, diáconos y servidores en todas partes. La gran mayoría del EZLN son católicos y se les atiende como a todos.

¿Cuáles son las perspectivas de las diversas expresiones religiosas que se viven en la entidad?

Seguimos trabajando por la inculturación de la Iglesia, por medio de la traducción de la Biblia y la Liturgia a los idiomas nativos, con la atención a los signos autóctonos que son compatibles con la fe y con los ritos litúrgicos.

¿En qué «momento» se encuentra la pastoral indígena de la Iglesia católica?

Aparecida dio un impulso a esta pastoral, aunque no en todas partes se le toma en cuenta. Hay todavía agentes de pastoral que ignoran y menosprecian las culturas y las personas indígenas. Se han incrementado las vocaciones consagradas y sacerdotales indígenas, y en algunos Seminarios se hacen esfuerzos por que no pierdan sus raíces. Estamos avanzando en la traducción bíblica y litúrgica del náhuatl, que hablan más de millón y medio de mexicanos, y que fue el idioma que habló la Virgen de Guadalupe.

 

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