La vida de Ignacio de Loyola es la historia de un hombre cuyo compromiso consigo mismo, con los demás, con la iglesia y con la fe aporta a los hombres y mujeres de hoy claves para vivir una vida de manera que merezca la pena.

El jesuita José María Rodriguez Oliazola desgrana el recorrido vital y el compromiso por el que Ignacio fue santificado en el pasado, y que hoy adquiere plena actualidad en el presente.

Su propuesta partió de la imagen que San Ignacio tuvo de Jesús «pobre y humilde», una visión que lo transformó todo y le condujo a vivir de manera distinta en relación consigo mismo, en relación con los otros cercanos y en su relación con el mundo, incluida la iglesia. Para la maduración personal destacó cinco aspectos: tomar las riendas de la propia vida, conocerse a sí mismo para conquistar la libertad interior diferenciando deseos, límites y trampas, conseguir integrar éxito y fracasos, perseguir una vida más acorde con el proyecto de Jesús y vivir desde la gratuidad y la gratitud.

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