Este 25 de octubre  fue beatificada en São Paulo, Brasil, la venerable Madre Assunta Caterina Marchetti, cofundadora (junto con el beato Juan Bautista Scalabrini) de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas.

El Papa Francisco dijo el pasado domingo 26 de octubre, en el rezo del Ángelus, que la Madre Assunta «era una monja ejemplar en el servicio a los huérfanos de los emigrantes italianos; veía a Jesús presente en los pobres, en los huérfanos, en los enfermos, en los emigrantes. Demos gracias al Señor por esta mujer, modelo de incansable labor misionera y de valerosa entrega en el servicio a la caridad. El suyo es un aldabonazo y sobre todo la confirmación de lo que antes dijimos acerca de buscar el rostro de Dios en el hermano y la hermana necesitados».

Caridad sin fronteras

Madre Assunta nació en Lobrici di Camaiore, Italia, el 15 de agosto de 1871. Como tantos otros misioneros a servicio de los migrantes, bajo la inspiración del Bienaventurado Juan Bautista Scalabrini, obispo de Piacenza, y a pedido de su hermano, el padre José Marchetti, el 27 de octubre de 1895 Madre Assunta embarcó en el puerto de Génova con destino a Brasil.

En São Paulo y en Río Grande do Sul, trabajó junto a las comunidades y familias de migrantes, dedicándose de forma particular a los huérfanos del Orfanato Cristovão Colombo, en la ciudad de São Paulo, barrios Ipiranga y Vila Prudente. Su vida representa un testimonio de donación no solamente a aquellos que estaban privados de la propia patria, sino también a los enfermos, a los niños, a los últimos y a los más necesitados – como acostumbra decir el Papa Francisco!

“Lúcida y serena”, falleció el 1 de junio de 1948 en el Orfanato Cristovão Colombo, en las dependencias de Vila Prudente. “Le faltaba poco más de un mes para cumplir 77 años, y recientemente retornado a vivir con sus amados huérfanos”. El 7 de septiembre del 2010, la Congregación para la causa de los Santos reconoce las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Madre Assunta. Cuanto al decreto de tal reconocimiento fue promulgado por el entonces Papa Benedicto XVI el 19 de diciembre del 2011.

La vida y obra de Madre Assunta, en el contexto de la Revolución Industrial y de las migraciones históricas a final del siglo XIX e inicio del siglo XX, se encuadran perfectamente en la sensibilidad de la Iglesia para con la llamada “cuestión social”. Entre tantos testimonios, están los “santos sociales” fundadores y fundadoras de nuevos institutos religiosos y laicos, con un carácter marcadamente apostólico. En igual contexto, viene a la luz la Carta Encíclica Rerum Novarum, de León XIII, publicada en mayo de 1891, documento inaugural de la Doctrina Social de la Iglesia.

Lo mismo se puede firmar de su hermano José Marchetti y de Monseñor Juan Bautista Scalabrini, considerado “padre y apóstol de los migrantes”. A través de este último, la Iglesia recibió la intuición del carisma scalabriniano: presencia evangélica en el mundo de las migraciones. Las tres figuras dejan un rastro de pisadas inconfundibles de ardor misionero, con destaque particular en el campo de la movilidad humana en todos sus aspectos.

Testimonios de ayer, inspiración para los discípulos misioneros de hoy, en la invitación del Documento de Aparecida a retomar con toda fuerza el entusiasmo por la nueva evangelización. Los desplazamientos humanos continúan involucrando millones de personas en todo el mundo y en todas las direcciones. Más que nunca, los migrantes se ponen simultáneamente en huida y en búsqueda: sueñan, luchan, caminan y esperan… Juntamente con Mons. Scalabrini y padre José Marchetti, Madre Assunta constituye una referencia para el trabajo con los migrantes, refugiados, prófugos, itinerantes

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