Misiones Salesianas |

El corto documental de Misione salesianas: «Yo no soy bruja», dirigido por Raúl de la Fuente, es una de las 21 cintas finalistas del Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe, Premios Espiello, entre los 234 títulos recibidos. El único certamen nacional dedicado al género documental es todo un referente, hasta el punto que el número de candidatos internacionales ha vuelto a superar a los rodajes de equipos españoles.

Nueve cintas españolas, tres belgas y dos de Perú, además de películas de Paraguay/Bolivia (1), Argentina (1), Croacia (1), Estados Unidos/Siria/Turquía (1), Estados Unidos (1), Países Bajos (1) e India (1) se exhibirán en una nueva cita, la decimotercera, del 17 al 25 del próximo mes de abril, en el Palacio de Congresos de Boltaña (Huesca), al ser losfinalistas de la Sección Concurso del prestigioso galardón internacional.

España es el país que más películas ha presentado, 107, cifra que supone el 45% del total, seguido de Bélgica, Brasil, Italia, Argentina y Estados Unidos. “A diferencia de años anteriores se ha incrementado la participación de países europeos y no latinos”, puntualiza la directora del certamen, Patricia Español. Los galardones Espiello han recibido cintas de 49 países e Historias de vida era el tema transversal de este año.

Los 21 documentales que optan a los Premios Espiello han sido elegidos por el jurado de preselección, cuyo trabajo de  visionado se ha efectuado a lo largo de tres meses, y cuyasúltimas decisiones han sido por unanimidad para facilitar el trabajo.

Conflictos armados, tradición popular, el movimiento okupa, la especulación inmobiliaria, realidades actuales de diferentes sociedades y culturas, el mundo del circo o fiestas populares son algunos de los temas de los documentales de la edición de este año.

Una realidad muy localizada

El Hogar Don Bosco de Kara es uno de los muchos ejemplos donde los niños y niñas acusados de brujería encuentran un lugar seguro y pueden recuperar sus vidas.

Las acusaciones de brujería actuales conllevan que se les imputa la utilización de poderes para hacer el mal, llevar una enfermedad o la muerte.

Los acusados de brujería son niños y niñas a los que se les supone que ‘pueden’ transformarse en animales y son estigmatizados por pensar que comen carne humana y beben sangre.

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