Por Sergio GUZMÁN, S.J. |

El Domingo de Resurrección comenzamos el tiempo de Pascua que terminará hasta el Domingo de Pentecostés. Un tiempo en el que podemos recordar el paso del pueblo hebreo de la esclavitud a la liberación, de la servidumbre al servicio. Un tiempo en que celebramos que Jesús venció a la muerte, resucitó y nos ha abierto un camino de salvación. A continuación recomiendo una serie de películas, religiosas y no religiosas, que nos pueden ayudar a descubrir ese paso de Señor en historias tan humanas y entrañables en el cine como en la misma vida.

Los diez mandamientos de Cecil B. DeMille (E.U., 1956, 231 min.)

Rodada en Egipto, el Monte Sinaí y la península del Sinaí; protagonizada por Charlton Heston en el papel principal; esta película cuenta la historia bíblica de la vida de Moisés y su misión liberadora. La escena de Moisés abriéndose paso por el Mar Rojo ya es considerada por muchos críticos como clásica en la historia del cine. La última y más exitosa película dirigida por DeMille, ganadora del Óscar a Mejores efectos visuales en aquel año de 1956. Gran película épica que nos recuerda las palabras de la Escritura: “No ha vuelto a surgir en Israel un profeta semejante a Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara […] No ha habido nadie tan poderoso como Moisés, pues nadie ha realizado las tremendas hazañas que él realizó a la vista de todo Israel” (Dt 34, 10-12).

Éxodo: Dioses y reyes de Ridley Scott (E.U.-Reino Unido-España, 2014, 150 min.)

Basada en el libro del Éxodo esta película narra la vida de Moisés desde el día en que nació hasta su muerte. Cine de gran formato, con un buen reparto (Christian Bale, Joel Edgerton, Ben Kingsley, Sigourney Weaver), centenares de extras y visualmente espectacular. Podemos destacar el paso de los carros y el ejército del Faraón por los caminos montañosos en la persecusión de los hebreos y el mismo paso del Mar Rojo… pero a la hora de enfocar los conflictos humanos de los personajes: lo que vive internamente Moisés, su relación con Dios, con el poder, con el pueblo; la película nos queda a deber. Scott pretende contarnos una versión más realista de la historia bíblica pero falla en su intento. De cualquier modo conviene verla y confrontarla con el texto bíblico y, por qué no, con otras versiones cinematográficas de esta historia de fe y liberación.

La Resurrección de Cristo de Kevin Reynolds (E.U., 2016, 107 min.)

Interesante propuesta cinamatográfica que nos presenta «la épica historia bíblica de la Resurrección narrada a través de los ojos de un agnóstico». Clavius (Joseph Fiennes) es un poderoso centurión romano a quien Poncio Pilato (Peter Firth) le pide investigar qué pasó con el cuerpo de Jesús después de su crucifixión. Pilato quiere desmentir los rumores de la resurrección de este Mesías y evitar una revuelta en Jerusalén. Clavius se avoca a esta misión de resolver el misterio del cuerpo desaparecido… y Jesús (Cliff Curtis) se deja ver o sale al encuentro como vemos en los relatos de resurección (cfr. Mt 28, 1-20; Lc 24, 1-49, Jn 20-21). Clavius no es un personaje histórico ni bíblico, pero por qué no pensar en aquel centurión que al pie de la cruz alabó a Dios diciendo: “Verdaderamente este hombre era justo” (Lc 23, 47).

 

El Evangelio de Juan de David Batty (E.U., 2014, 160 min.)

Filmada en Marruecos, con actores nativos y una buena producción en cuanto a locaciones, vestuario y escenarios, la película sigue fielmente el Evangelio de Juan. Mientras el narrador prácticamente va leyendo el texto bíblico: “En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios”, aparece el rostro de Jesús (Selva Rasalingam), un Jesús con rasgos físicos más parecidos a un judío de Galilea. Luego aparece Juan el Bautista y así nos vamos casi capítulo por capítulo. Toda la película está narrada en inglés mientras el elenco habla arameo. Una película que más que verla de un tirón se puede ir contemplando, gustando internamente y sacando algún provecho espiritual de tal vista, palabras y signos que se nos presenta. ¿Qué me impresiona?, ¿qué toca en mí?, ¿qué se mueve en mí?, ¿qué se me da?, son preguntas que nos pueden ayudar a profundizar en cada escena.

 

El sabor de las cerezas de Abbas Kiarostami (Irán, 1997, 98 min.)

Conmovedora historia que guarda cierto paralelismo con la película fresas silvestres de Ingmar Bergman. En las afueras de Teherán, en un paisaje seco y polvoriento, seguimos a un hombre de mediana edad que quiere suicidarse y busca afanosamente a alguien que lo entierre si lo consigue. Después de la negativa de un soldado y de un seminarista, un hombre mayor accede a ayudarlo… Pero antes le habla de su propio intento de suicidio y cómo, gracias al sabor de la cerezas arrancadas de un árbol, prefirió seguir viviendo. Aquí podemos evocar la historia del profeta Elías que se adentra en el desierto y pide al Señor le quite la vida… y cómo el ángel del Señor le dice: “Levántate y come, pues te queda todavía un camino muy largo” (1 Re 19, 7). Y de tantas personas que atraviesan un desierto existencial y, de repente, misteriosamente, renacen y se abren a la vida.

 

El jardín secreto de Agnieszka Holland (Reino Unido, 1993, 102 min.)

El jardin secreto nos cuenta la historia de Mary Lennox (Kate Maberley, encantadora) una niña de 10 años que tras quedar huérfana es enviada de la India al Reino Unido. Se hará cargo de ella su tío Lord Craven que vive con su hijo enfermo y una estricta ama de llaves Mrs. Medlock (Maggie Smith) en una gran mansión. El ambiente es ciertamente gris y decadente… pero Mary pronto empezará a descubrir los secretos que encierra un jardín oculto y misterioso. Como espectadores podemos acompañar a los personajes en un pascua o saltó de la enfermedad a la salud, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida. Y recordar aquel relato de resurrección (cfr. Lc 24, 1-12) en que unas mujeres van al sepulcro y dos varones le dicen: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado”.

 

La Strada de Federico Fellini (EUA, 1954, 104 min.)

Esta película nos habla de un amor hasta el extremo (cfr. Jn 13, 1). Gelsomina (Giulietta Masina, sin igual) es vendida por su madre al circiense y brutal Zampanó (Anthony Quinn, magnífico). Pese a la actitud agresiva y violenta de Zampanó, la muchaha se siente atraída por este estilo de vida en la strada (la calle); sobre todo cuando su dueño la incluye como parte del espectáculo. Aunque varios de los personajes que se encuentra en el camino le ofrecen que se una a ellos, Gelsomina no se separa de su amado. En esta muchacha inocente hay por supuesto una figura crística, un amor que se entrega, que transforma; que derriba muros y distancias. La película es una obra maestra, una de las mejores y más aclamadas de la filmografía de Fellini.

 

Tocando el viento de Mark Herman (Reino Unido, 1996, 107 min)

Durante el gobierno neoliberal de Margaret Tatcher (1979-1990), una ola de cierres de minas de carbón recorre el norte de Inglaterra. Con frescura, humor y conmovedoras escenas Tocando el viento nos cuenta lo que vive el pueblo de Grimley ante el inminente cierre de su mina. La banda de música del pueblo es un bastión de identidad local y también está en crisis. Danny (Peter Postlethwaite, excelente), el director de la banda, se mantiene firme ante la adversidad y anima a todo el pueblo. Recuerda que la banda ha sobrevivido a dos guerras mundiales, que saldrán adelante… En medio de la crisis, de un drama familiar, del descontento social, Danny no pierde la esperanza y motiva a todos a no dejar de tocar.

 

Luz silenciosa de Carlos Reygadas (México-Francia-Países Bajos, 2007, 143 min.)

La primera escena llama la atención: una toma a un cielo estrellado. La cámara baja y distinguimos en la oscuridad unos árboles. La cámara se mueve lentamente y, mientras el tiempo corre, vemos como poco a poco va saliendo el sol. Carlos Reygadas, siempre sorprendente, polémico y desconcertante invierte cinco minutos en esta escena que él ha llamado Amanecer. Las siguientes escenas tienen títulos muy sugerentes: Desayuno, La casa, El taller, El beso, La ordeña, La lluvia, El hospital, Velorio y Despertar. Al ver la película podemos traer a la memoria algunos pasajes en los que Jesús -según nos cuenta los evangelios- se presentó de manera muy discreta en un camino (cfr. Lc 24, 13-35), en un desayuno junto al lago (cfr. Jn 21, 9-14), en una casa (cfr. Jn 20, 19-21), en el trabajo cotidiano (cfr. Jn 21, 1-7). Luz silenciosa es una película que podemos ver o volver a ver en este tiempo de Pascua.

El Renacido de Alejandro González Iñárritu (E.U., 2015, 156 min)

La palabra revenant que da título a este sexto largometraje de González Iñárritu significa “el que regresa de la muerte o renace”. Y efectivamente, el personaje Hugh Glass con quien desde un comienzo nos conectamos, identificamos y dolemos, es alguien que regresa de la muerte y renace ante cada prueba. Cuando sus compañeros que debían cuidarlo lo dan por muerto y medio lo entierran en una fosa, Glass renace de la tierra. Cuando es perseguido por los indios y se arroja al río, renace del agua. Cuando puede morir por sus heridas abiertas e infectadas, renace por el fuego que purifica y cauteriza. Cómo no recordar aquí el diálogo de Jesús con Nicodemo sobre el nuevo nacimiento por el Bautismo (cfr. Jn 3, 1-21): “Yo te aseguro que nadie puede entrar en el reino de Dios, si no nace del agua y del Espíritu”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por favor, síguenos y comparte: