«Que los ancianos, marginados y las personas solitarias encuentren, incluso en las grandes ciudades, oportunidades de encuentro y solidaridad». Es la intención de oración del Papa Francisco para este mes de junio.

“Voy comentar la intención universal con un texto que ha escrito el director regional para Argentina, Uruguay y Paraguay de la Red Mundial de Oración del Papa, el padre Javier Rojas… “Mirar el sufrimiento a través de la pantalla del televisor es siempre menos impactante y terrible que ver a tantas personas marginadas, y en muchos casos ancianos, que viven en las plazas, en las calles o veredas de nuestras grandes ciudades. ¿Te has detenido alguna vez a mirarlos y acercarte a ellos? Tal vez. Lo cierto es que en la mayoría de los casos vivimos tan aprisa y sólo sumergidos en nuestros pensamientos, que el dolor y el sufrimiento de los demás forman parte del paisaje cotidiano. Hay muchas personas que sufren igualmente la marginación, la soledad y el abandono en nuestras ciudades y no están precisamente en la calle”.

“Muchas de ellas son ancianos y circulan por los pasillos de nuestras casas, se sientan en nuestros livings y comparten con nosotros el pan de cada día. No viven en la calle, tienen un lugar donde reposar, pero se sienten igualmente a la intemperie de los afectos y cuidados. No dejan de partir el pan, de alimentarse como es debido, pero añoran ese tiempo precioso que brinda la escucha empática y cordial. El sufrimiento y la pobreza, la soledad y el abandono, la marginación e incluso el mal trato ya no son realidades que solamente vemos en las calles: también están bajo nuestro techo”.

“El Papa Francisco nos invita a mirar la vida que llevamos y a sumarnos a un gran desafío en este mes de junio. Las calles no deberían convertirse en hogar de nadie, y menos de los ancianos. Pero tampoco nuestros hogares deberían convertirse en un lugar donde nuestros abuelos o personas ancianas sean marginadas. Necesitamos recuperar aquello que nos hace humanos como nos enseñó Jesús: ser compasivos. Éste es un gran desafío hoy: generar espacios de encuentros con nuestros mayores y ser solidarios con ellos. Recuerda, no solamente la corrupción y las políticas inhumanas generan sufrimiento y dolor en los demás, sino también la indiferencia”.

“Podemos añadir lo que el Papa Francisco dijo, en Septiembre 2014, sobre los hogares para los ancianos, que pueden ser a veces, lugares «donde los ancianos vivan olvidados, como escondidos, descuidados. Me siento cercano a los numerosos ancianos que viven en estos Institutos, y pienso con gratitud en quienes les visitan y se preocupan por ellos. Las casas para ancianos deberían ser los ‘pulmones’ de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia; deberían ser los ‘santuarios’ de humanidad donde el viejo y el débil es cuidado y protegido como un hermano o hermana mayor. ¡Hace tanto bien ir a visitar a un anciano!”.

“Recemos por esta intención del corazón del Papa Francisco, abramos nuestros corazones y nuestros brazos, especialmente en este mes del Sagrado Corazón donde se nos invita a ir en profundidad en el Corazón de Jesús y sentir con Él sus sentimientos por el mundo, sufrimientos y alegrías para estar con Él al servicio de su misión”.

La intención de oración para la Evangelización es: “que los seminaristas y los novicios y novicias tengan formadores que vivan la alegría del Evangelio y les preparen con sabiduría para su misión”.

“El Papa Francisco dijo a los seminaristas, novicios y novicias en Julio 2013 que: la verdadera alegría no viene de las cosas, del tener, ¡no! Nace del encuentro, de la relación con los demás, nace de sentirse aceptado, comprendido, amado, y de aceptar, comprender y amar; y esto no por el interés de un momento, sino porque el otro, la otra, es una persona. La alegría nace de la gratuidad de un encuentro. Es escuchar: ‘Tú eres importante para mí’, no necesariamente con palabras. Esto es hermoso… Y es precisamente esto lo que Dios nos hace comprender… Estas palabras de Francisco dicen muy bien de donde viene la alegría del Evangelio: del encuentro con Jesús, el Resucitado, y añadiría de estar con Él al servicio de su misión”.

“Más que nunca los jóvenes buscan hombres y mujeres coherentes y auténticos. Sabemos cuánto ser coherentes en nuestras vidas es difícil. Entre nuestro deseo más profundo y lo que vivimos siempre hay una diferencia, aunque el Señor nos pueda dar la gracia, de vez en cuando, de experimentar que nuestras palabras y nuestros actos están ajustados. Como todos, los formadores estamos en camino. Los jóvenes no buscan personas perfectas pero hombres y mujeres auténticos que busquen cada día más coherencia en su vida con el Evangelio. Como dice el Papa Francisco: “Anunciar el Evangelio con la autenticidad de vida, con la coherencia de vida”.

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