Por Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA |

 Desde que el Papa Francisco pensó en celebrar un Año santo de la Misericordia ha invitado a todos los fieles cristianos a no sólo a abrirse al amor misericordioso de Dios, sino a ser “misericordiosos como el Padre”, tal como reza el lema de este año jubilar. Insistentemente el Santo Padre ha dicho que la misericordia de traducirse a obras concretas a favor de los hermanos, particularmente de los excluidos, de tal manera que no quede en el nivel de buenos sentimientos o buenas intenciones.

Incluso, el Papa ha instado a las diócesis, a las órdenes y congregaciones de religiosos y religiosas a dejar como herencia de este año de la misericordia alguna obra material: hospitales, centros de acogida para migrantes, proyectos de asistencia para los pobres, etcétera.

De diversas maneras el propio Francisco ha dado ejemplo de esta invitación: con los “viernes de misericordia” ha visitado diferentes lugares para encontrarse con enfermos, ancianos, presos, huérfanos, discapacitados, entre otros. Además, por medio del “limosnero del Papa” ha hecho llegar diferentes apoyos a personas necesitadas de Roma. También recientemente ha acogido en el Vaticano o en parroquias de su diócesis a refugiados africanos que vienen huyendo de la violencia en sus países natales.

Sé la misericordia de Dios

Muchas son también las iniciativas que Francisco está apoyando a nivel internacional para “globalizar la solidaridad” con los pobres y excluidos. En este sentido, el Santo Padre se ha sumado al proyecto “Be God’s Mercy” (Sé la misericordia de Dios) que está impulsando la fundación Pontificia “Ayuda a la Iglesia Necesitada” (Kirche in Not).

En el video-mensaje que ha hecho llegar a “Ayuda a la Iglesia Necesitada” (AIN) el Papa les ha dicho: “No tengan miedo de la misericordia: es la caricia de Dios”. “Los hombres y las mujeres necesitamos de la misericordia de Dios pero también necesitamos de nuestra misericordia; necesitamos darnos la mano, acariciarnos, cuidarnos. Así que los invito a todos, junto a Kirche in Not, a hacer en cada lugar de todo el mundo una obra fija de misericordia. Y no le tengan miedo a la misericordia: la misericordia es la caricia de Dios», dijo el Papa en su mensaje.

Esta campaña surgió por iniciativa del Papa Francisco, que invitó a todos los hombres de buena voluntad a realizar obras de caridad duraderas a través de esta fundación con diferentes proyectos, entre ellos, la ayuda a refugiados, la pastoral penitenciaria y los centros de rehabilitación.

La fundación AIN tiene 22 oficinas internacionales –una de las más recientes es la de México (bajo el nombre “Ayuda a la Iglesia que sufre”) – y en cada una de esos países se llevará a cabo la campaña “Sé la misericordia de Dios”, que concluirá en Roma el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, cuando la institución le presente al Papa los primeros frutos de la campaña.

“Predicar con el ejemplo”

El primer benefactor de la campaña fue justamente Papa Francisco, quien, en ocasión de un reciente viaje de una delegación italiana de Ayuda a la Iglesia Necesitada a Erbil, en el Kurdistán iraquí, entregó a la fundación un poco de ayuda para los cristianos iraquíes, mediante monseñor Fracnesco Cavina, obispo de Carpi. La donación fue destinada a la clínica de San José de Erbil, que ofrece atención médica gratuita a unos 2,800 refugiados de diferentes credos.

La fundación AIN informó que tres de los proyectos de la campaña “Sé la misericordia de Dios” serán para apoyar a las familias de las víctimas del atentado a dos iglesias cristianas en marzo de 2015 y en intensificar las medidas de seguridad para una de las dos iglesias atacadas y el vecino seminario mayor de San Javier en Lahore (Pakistán).

 

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