Por Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA |

Hoy se celebra el Día Mundial de Lucha contra el SIDA, conmemoración instituida por la Organización de las Naciones Unidas  desde 1988, para crear conciencia sobre este mal que ha quitado a la vida a cerca de 35 millones de personas desde su aparición. Desde que se conoció la existencia de este síndrome de inmunodeficiencia humana (década de 1980) más de 78 millones de personas lo han contraido.

Según informes de ONUSIDA, a finales de 2015 había cerca de 37 millones de personas que viven con VIH; de estos sólo la mitad (18 millones) tuvieron acceso a la terapia antirretrovírica.

Situación en México

En México, según datos del Centro Nacional de Prevención y Control del VIH/sida (Censida) indican que El VIH/sida sigue en aumento en el país. Aunque está concentrado en grupos de riesgo, no hay ninguna evidencia sólida de que la transmisión del virus se detenga o disminuya. Ha aumentado la detección, pero el mayor reto sigue siendo que los afectados llegan tarde a los hospitales, con enfermedades graves que les quitan la vida.

En el país, dice Censida, las cifras de mortalidad se han mantenido prácticamente sin cambios en años recientes. Mientras en 2011 fallecieron por esta causa 5 mil 43 personas, en 2012 fueron 4 mil 974; en 2013, 4 mil 97, y en 2014, 4 mil 763.

Francisco: solidaridad y responsabilidad ante el VIH-SIDA

En la Audiencia del pasado miércoles, el Papa Francisco invitó a orar por los «millones de personas conviven con esta enfermedad» y recordó que «sólo la mitad de ellas tiene acceso a terapias que pueden salvar vidas». Invitó a rezar además, por los familiares de los enfermos y a «promover la solidaridad para que también los más pobres puedan beneficiar de diagnósticos y cuidados adecuados». Además hizo un llamamiento «para que todos adopten comportamientos responsables para prevenir una difusión ulterior de esta enfermedad».

Iglesia católica, al lado de las víctimas

En todo el mundo, las organizaciones de inspiración religiosa atienden a un porcentaje significativo de personas con VIH. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que 30-70% de la atención médica en países de bajos ingresos la suministran organizaciones de inspiración religiosa. Las organizaciones católicas que participan en la respuesta al VIH trabajan en al menos 114 países.

La contribución de las OIR a la atención médica, y especialmente al VIH, no siempre ha recibido el reconocimiento que merece. Algunos gobiernos y expertos en el ámbito médico reconocen que tenemos buenas intenciones y que somos “buena” gente, y manifiestan su aprecio por nuestros programas a nivel de las bases; pero a menudo argumentan que no publicamos suficientes datos que demuestren la efectividad de nuestros programas.

El informe “Acabar con el SIDA como amenaza para la salud pública” ofrece pruebas contundentes de que, en muchas partes del mundo, las OIR son actores claves en el ámbito del VIH. El informe no sólo muestra lo que estamos haciendo, sino que también presenta enfoques que podrían servir como modelos de buena atención tanto para gobiernos como para proveedores privados.

Especialmente en los países en vías de desarrollo, desde hace mucho tiempo, las OIR han establecido tradiciones en cuanto a la atención de las comunidades más pobres y menos desarrolladas. La calidad de la atención está motivada por el valor del servicio y su motor es un espíritu de compasión y solidaridad.

Una de las diferencias entre las OIR y otros proveedores de atención médica es que estas toman en cuenta las necesidades de la persona en su integridad – incluyendo sus necesidades emocionales, sociales y espirituales. No consideramos únicamente su condición médica.

De hecho, creo que la provisión de atención pastoral y espiritual es uno de los componentes más esenciales de los programas de salud de las OIR. Las personas tienen mejores tasas de recuperación cuando reciben atención pastoral; esto es cierto para muchas enfermedades, no sólo para la infección del VIH, sino también para otras enfermedades. Las creencias y prácticas espirituales les dan a las personas una forma de expresar y fortalecer su relación con Dios. Por consiguiente, es un elemento importante para muchas personas en diferentes partes del mundo. Los clientes o pacientes que reciben servicios de las OIR dicen con frecuencia que prefieren este enfoque al tratamiento – la atención holística que no trata únicamente el cuerpo sino también se ocupa de la mente y el espíritu. Les da a las personas la motivación para seguir en tratamiento y vivir más tiempo.

Mientras elaborábamos nuestro informe, vimos ejemplos excelentes de atención holística. Por ejemplo, hospitales y clínicas asociadas con la Oficina Médica Católica de Uganda ofrece atención médica profesional, social y ayuda económica, así como atención pastoral y formación para adquirir nuevas competencias laborales.

Las personas con VIH reportaron que se enfrentan a menos estigmatización o discriminación cuando procuran los servicios de las OIR. Asimismo, dijeron que se sienten más seguros en cuanto a que el personal de las OIR son mejores para mantener la confidencialidad. El personal y los voluntarios en las OIR reciben formación para mostrar respeto por los que sufren y para defender la creencia de la Iglesia de que todos han sido creados a imagen y semejanza de Dios, cualquiera que sea su condición.

Cuando la epidemia del VIH entró en su tercera década, la comunidad internacional de salud pública se enfocó más en una respuesta sistemática y orientada que en una respuesta de emergencia. Ahora la tendencia es que los gobiernos asuman más responsabilidad por el VIH, pero en países de bajos y medianos ingresos, los gobiernos a menudo tienen la carga de infraestructuras de salud débiles y no siempre pueden llegar a personas que viven en la pobreza o en áreas rurales.

Además, muchos de los entrevistados dijeron que se enfrentan a recortes en la financiación, lo cual presenta muchos desafíos y problemas. Existe una gran preocupación en cuanto a que los gobiernos nacionales y/o los donantes extranjeros ya no proporcionen suficiente apoyo para garantizar medicamentos de por vida para personas con VIH.

Otra gran inquietud es el futuro de los huérfanos del Sida. Se estima que 17 millones de niños y adolescentes en todo el mundo han perdido a sus padres por enfermedades vinculadas al Sida. Algunos de estos niños se rebelan contra su situación, la cual se complica aún más cuando los mismos jóvenes tienen VIH. Se necesitan esfuerzos especiales para responder a las necesidades de estos jóvenes vulnerables.

Para poder lograr el acceso universal a tratamiento para todas las personas con VIH, todos los interesados, incluyendo gobiernos, organizaciones internacionales, sociedad civil, organizaciones de inspiración religiosa y grupos de personas con VIH tendrán que crear cooperaciones y colaboraciones más sólidas.

El Dr. Luiz Loures, Subdirector Ejecutivo de ONUSIDA, identificó la fundamental contribución de las OIR en este tipo de cooperaciones: “Estamos entrando a una nueva fase, en donde podemos ver el principio del final del Sida. Las comunidades religiosas tienen el alcance y los medios para poder avanzar. Ustedes se preocupan por la dignidad de las personas y sólo esta combinación única de acceso a medicamentos y dignidad puede dar el ímpetu necesario para llegar al fin del Sida”.

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