La Jornada Mundial de los Enfermos puede dar un nuevo impulso a la difusión de una cultura que respete la vida y la persona de los enfermos que «como las personas que tienen una discapacidad incluso muy grave, tienen una dignidad inalienable y una misión en la vida y nunca se convierten en simples objetos, aunque a veces puedan parecer meramente pasivos, pero en realidad nunca es así».

Esto es lo que escribe el Papa en su mensaje para la XXV Jornada del Enfermo, que se celebrará el 11 de febrero – Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes – el próximo año, con el tema: El asombro ante las obras que Dios realiza: «El Poderoso ha hecho obras grandes por mí…» (Lc 1,49)

En el documento, publicado hoy, Francisco recuerda que la Jornada » una ocasión para prestar especial atención a la situación de los enfermos y de todos los que sufren en general; y, al mismo tiempo, es una llamada dirigida a los que se entregan en su favor, comenzando por sus familiares, los agentes sanitarios y voluntarios, para que den gracias por la vocación que el Señor les ha dado de acompañar a los hermanos enfermos. Además, esta celebración renueva en la Iglesia la fuerza espiritual para realizar de la mejor manera posible esa parte esencial de su misión que incluye el servicio a los últimos, a los enfermos, a los que sufren, a los excluidos y marginados».

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