AGENDA INTERNACIONAL | Por Georg EICKHOFF |

Entre las ofertas de la televisión por internet de Netflix, destaca la serie “House of Cards” (“Casa de naipes”) la cual cuenta la espeluznante historia de una pareja inescrupulosa y criminal que conquista la Casa Blanca y se hace con la presidencia y la vicepresidencia de los Estados Unidos. En una intriga palaciega, Frank Underwood y su esposa Claire ascienden desde la vicepresidencia a la presidencia.

La ficción televisiva y la realidad se mezclan cada vez más en Washington, donde la gente empieza a especular qué tipo de presidente sería el actual vicepresidente Mike Pence cuando, finalmente, quiten a Donald Trump lo cual luce cada día más probable. La actriz Robin Wright que representa a Claire Underwood promovió la más reciente temporada de “House of Cards” declarando que el actuar novelesco de Trump pone a los guionistas de la serie en aprietos dejando pálida su invención frente a la realidad.

Mientras tanto, en Ecuador, el recién electo presidente Lenín Moreno y su vicepresidente Jorge Glas representan una obra teatral de conflicto, intriga, ruptura y odios que supera “House of Cards”. Desde Bélgica adonde el ex presidente Rafael Correa se ha retirado, siendo antiguo alumno de la universidad católica de Lovaina y padrino político tanto de Moreno como de Glas quienes han sido sus vicepresidentes, el hombre temperamental comenta el espectáculo con su habitual furor, ahora por Twitter.

Es por el escándalo de envergadura continental de los sobornos pagados por la constructora brasileña Odebrecht en una docena de países latinoamericanos, Ecuador entre ellos, que el presidente Moreno rompió con su antiguo compañero político y, de paso, también con su padrino Correa, retirando, en la primera semana de agosto, todas las funciones a su vicepresidente.

Como debe ser, en una historia de corrupción e intriga, apareció una grabación donde un tío de Glas pide a un representante de la constructora una contribución “para la campaña de vidrio”, siendo “vidrio” la traducción de la palabra alemana “glas”. Los guionistas de “House of Cards” no se hubieran permitido una idea tan pintoresca y demencial.

El drama estrafalario entre Moreno y Glas sería simplemente otro episodio más de la historia política ecuatoriana, tan rica en estridencias, si no se decidiera, en medio de este conflicto, el futuro del proyecto continental del “Socialismo del Siglo XXI” cuyo represente más serio y más exitoso había sido el movimiento Alianza País liderado por Rafael Correa. Ahora luce probable su escisión y final debilitamiento. El presidente Lenín Moreno no deja pasar ni un día sin atacar a su antecesor Correa por haber endeudado al país.

Mientras contemplo el espectáculo de la pelea política en Ecuador, recuerdo una escena de la novela “La medición del mundo” de Daniel Kehlmann (ya hay película) donde Aimé Bonpland, el segundón del explorador Alejandro de Humboldt, desde Ecuador, en vísperas de su ascenso al Chimborazo, escribe una carta a casa y relata que últimamente ya casi desaparecen sus sueños en los cuales “estrangula, descuartiza, fusila, quema, envenena o entierra bajo piedras” a su jefe Humboldt. Nada nuevo inventó “House of Cards”.

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