El 1° de diciembre se celebra el Día Mundial de lucha contra el VIH-SIDA

Por Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA, DMJBP |

A principios de este año, en el mundo había casi 38 millones de personas que vivían con el Virus de inmunodeficiencia humana (VIH), de ellos, casi 2 millones contrajeron la infección por el VIH en 2016. El organismo de las Naciones Unidas que lucha contra el SIDA, ONUSIDA, es quien aporta estos datos y también señala que hasta junio de 2017, 20.9 millones de personas tenían acceso a la terapia antirretrovírica.

La institución indica además que, desde el comienzo de esta epidemia (en la década de los 80 del siglo pasado), entre 76 a 88 millones de personas contrajeron la infección por el VIH. Desde entonces han muerto unos 35 o 40 millones a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA; el año pasado hubo poco más de 1 millón de personas que perdió la vida por esta causa.

En México, desde que se lleva registro de la epidemia (1983) hasta el primer semestre de 2017 se han registrado 191,336 casos de VIH, según reporta CONASIDA.

La Iglesia, en primera fila de la atención a enfermos de VIH – SIDA

La Iglesia católica y sus instituciones son las instancias que más atención brindan a las personas que han contraído el VIH, y a quienes se encuentran en las últimas etapas del padecimiento. Las organizaciones de inspiración religiosa suministran aproximadamente la cuarta parte de la ayuda para personas con este padecimiento en todo el mundo.

Desde 1987, Caritas (el más grande organismo de caridad de la Iglesia) les ha dado prioridad a sus esfuerzos para responder a la pandemia del VIH y el SIDA. En muchos países trabaja para proporcionar educación para la prevención, tratamiento, atención y apoyo basados en valores a personas con VIH o afectadas por el mismo. Hace incidencia con gobiernos, organizaciones internacionales y empresas farmacéuticas para que haya acceso universal a medicinas eficaces y económicas.

Caritas ha resaltado que el acceso a fármacos que prolonguen y mejoren la vida puede hacer una diferencia de vida o muerte para más de 800 mil niños menores de 15 años que viven con VIH y advierte que sin estos medicamentos un tercio de los menores afectados mueren antes de su primer año de vida, y la mitad, antes de cumplir dos años.

La Iglesia católica lamenta que la mayor cantidad de afectados por este mal sean pobres y está dispuesta a colaborar con los gobiernos para abatir el avance del padecimiento desde su particular trinchera.

VIH-SIDA y la Iglesia en México

En México, por medio de albergues y centros de atención, la Iglesia brinda los cuidados paliativos a toda persona que lo necesite como una “expresión de la actitud propiamente humana de cuidarse unos a otros, especialmente a quien sufre esta enfermedad”.

Los albergues con que cuenta la Iglesia son de dos tipos: unos dedican su atención al tratamiento de enfermos de VIH y SIDA. Otros brindan su atención a enfermos terminales entre los que se incluyen los afectados por el SIDA.
Alrededor del país, la Iglesia cuenta con 11 albergues para enfermos de VIH – SIDA, lugares donde las personas pueden encontrar atención alimentaria, albergue temporal, apoyo legal profesional, atención psicológica, nutricional, canalización médica, servicios de laboratorios, medicamentos, gastos funerarios y apoyo espiritual.

Campaña Esperanza de VIHda

Gracias al trabajo de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), Cáritas Mexicana, CAFOD (Catholic Internacional Development Charity) y la Universidad Iberoamericana de Puebla, se llegó a conformar una Red de Organizaciones de Inspiración Cristiana con trabajo en VIH y SIDA vigente hasta el 2014, dando como fruto la campaña “La Iglesia en México: Esperanza de VIHda”, cuyo objetivo fue el promover y acompañar a equipos diocesanos de base, a través de una educación de las relaciones afectivas, y VIH que disminuyera la exclusión y el estigma, desarrollando acciones concretas (solidaridad, atención y prevención).

Superar prejuicios

El enfoque católico de trato a las personas con VIH y SIDA debe basarse en la “triple c”: compasión, comunión y conciencia, ha señalado Lesley-Anne Knight, ex secretaria general de Caritas Internationalis. Estas actitudes “fomentan el diálogo, la cooperación y la apertura y sobre todo la mejor manera de responder a la pandemia del SIDA”.

“Nuestra compasión debe extenderse a personas que son marginadas por la sociedad: a grupos como los usuarios de drogas inyectables, hombres que tienen sexo con hombres, trabajadoras sexuales, y la población carcelaria”, dijo, a la vez que subrayó que el mayor reto es “llegar a las realidades de las vidas de las personas que están dentro de estos grupos” y ser “capaces de sentir su sufrimiento y desarrollar soluciones realistas, que se harán efectivos en sus diversos contextos, siempre difíciles y complejos”.

La ex secretaria de Caritas Internationalis ha señalado que como católicos “tenemos mucho que compartir, pero también tenemos la oportunidad de escuchar y aprender”, porque “no tenemos todas las respuestas”. Por eso, señaló, es importante que si queremos “acabar con el estigma de la infección por el VIH y promover estrategias efectivas de prevención, tenemos que ser capaces de entablar un diálogo franco y honesto acerca de lo que a veces son temas difíciles para nosotros”.

“El VIH – SIDA presenta muchos dilemas morales. Escuchar a nuestra conciencia no siempre es fácil, sino que a menudo nos obliga a confrontar verdades incómodas, para desafiar a nuestros prejuicios, a aceptar las críticas, a salir de nuestras zonas de comodidad”,

Por favor, síguenos y comparte: