Pastoral del Trabajo – CEPS |
¿Cuál es la diferencia entre trabajo y empleo? El trabajo implica una actividad productiva que edifica, forma y es un aporte personal y comunitario, el empleo es lo mismo, solamente hay una diferencia, el empleo es pagado y el trabajo no necesariamente.
Lamentablemente la dificultad para diferenciar un término de otro radica en que la experiencia de trabajo la tenemos casi todos, pero la de un salario digno no, en algunos casos el salario es tan pobre que pareciera que no existe.
De acuerdo al Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, en su investigación sobre la pérdida del salario en los trabajadores mexicanos del 15 de diciembre de 2015, un obrero en 1987 necesitaba trabajar 8.3 h para comprar la canasta básica, sin embargo, hoy necesita trabajar casi 52 horas, esto es 2.1 días seguidos para comprar la misma canasta.
La Canasta Obrera Indispensable (COI) ha pasado de $6.86 a $453.68, es decir, se ha perdido el poder de adquisitivo hasta el 83.62%. Cabe aclarar que La COI representa el precio de una canasta ponderada, de uso y consumo diario, para una familia obrera de 4 personas (2 adultos, un/a joven y un/a niño/a, canasta integrada por 35 bienes y servicios, 27 alimentos, 3 productos de aseo personal y el hogar, transporte (metro, metro bus o microbús), energía eléctrica, gas y agua, indica la investigación.
Ante la inconstitucionalidad del salario mínimo, como los mismos legisladores le llaman, surgen diversas voces que llaman, exigen y claman por un cambio en la designación del valor del salario mínimo cuyo precio no es capaz de resolver las necesidades materiales, sociales y culturales, para proveer la educación obligatoria de los hijos como lo dicta el artículo 123 de Constitución Política de los Estados Unidos de México.
Con la desindexación del salario mínimo a multas y pagos ordinarios que fue aprobada por la Cámara de Diputados, se avanza en la posibilidad de aumentar el salario pues una de las razones para no hacerlo es que su relación con diversos temas generaría aumento de precios y multas y mayor inflación.
Otra razón por la que se rechaza el aumento del salario mínimo es que dicho aumento no se da por decreto, finalmente el aumento debe ser pagado por los dueños del capital, los empresarios que en un porcentaje considerable se trata de pequeños empresarios que no necesariamente tienen la capacidad para generar ese aumento.
Aumentar la productividad es sin duda la tesis más usada para conceder la posibilidad del aumento del salario mínimo, sin embargo, en los últimos 40 años el flujo del capital se ha incrementado, los trabajadores trabajan más tiempo, pero el salario, pierde capacidad, como el CAM lo demuestra. Parece entonces, que mayor productividad no ha propiciado mejores sueldos.
La solución no es sencilla, pero no es tolerable que siga habiendo excluidos con la complicidad de una economía que mata. El Papa Francisco advierte que no es permisible aceptar un modelo económico que excluye y es fuente de desigualdad.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia considera que para tutelar la “…relación entre familia y trabajo, un elemento importante que se ha de apreciar y salvaguardar es el salario familiar, es decir, un salario suficiente que permita mantener y vivir dignamente a la familia.” (DSI, 250). Por otra parte, indica que “la remuneración es el instrumento más importante para practicar la justicia en las relaciones laborales. El salario justo es el fruto legítimo del trabajo”. (DSI, 302).
Abandonar una discusión sería que encuentre los caminos para mejorar los salarios de los trabajadores más desprotegidos, es cerrar la puerta a un derecho que ha sido arrebatado por falta de pericia o franca codicia.
Los trabajadores en el 2015 y desde hace muchos años atrás, al no tener un sueldo acorde a sus necesidades más primarias deben, de acuerdo al informe de la UNAM, buscar un doble empleo, aunque sea en condiciones precarias, más de un miembro de la familia deben salir a trabajar, recurrir al mercado informal y emigrar a otra región del país o al extranjero.
Con esta realidad se generan mayores problemáticas como desintegración del tejido social por una debilidad en la estructura familiar, un mercado informal que no paga impuestos y comunidades abandonadas por la necesidad de buscar trabajo que en muchas ocasiones se convierte en una oportunidad de explotación laboral.
Por esta razón el tema del incremento del salario mínimo y los salarios en general, se convierte en una prioridad nacional que no necesariamente debe resultar en la pérdida de unos para el beneficio de otros, sino en priorizar las condiciones de igualdad de los trabajadores que gastan parte importante de su vida en su labor y que con ello promueven el desarrollo de sus familias y por ende de sus comunidades.