Se publicó el Decreto del Dicasterio para el Culto Divino con el que el Papa, acogiendo las peticiones y deseos de pastores, religiosos y fieles, inscribe a la Santa, canonizada en el 2016, en el calendario litúrgico general. Se estableció la celebración de la memoria opcional que se incluirá en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y la Liturgia de las Horas

Por Salvatore Cernuzio – Vatican News

Es santa desde hace nueve años, beata desde hace veintidós, pero todo el mundo la sigue llamando «Madre Teresa», porque – como dijo el Papa Francisco en su ceremonia de canonización el 4 de septiembre del 2016 – su «santidad está tan cerca de nosotros, es tan tierna y fecunda que espontáneamente seguimos diciéndole ‘Madre’».

Y es precisamente por la fuerte influencia que la espiritualidad de quien se describía a sí misma como «un pequeño lápiz en las manos de Dios» sigue ejerciendo en millones de fieles de todo el mundo por lo que el Papa Francisco – aceptando también «peticiones» y «deseos» de obispos, sacerdotes, religiosos y fieles – ha decidido inscribir el nombre de Santa Teresa de Calcuta en el Calendario Romano General, el calendario que regula los aniversarios y celebraciones del año litúrgico.

Así lo establece un decreto, publicado este 11 de febrero, por el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, firmado por el cardenal prefecto, Arthur Roche, y su secretario, el arzobispo Vittorio Viola. En el decreto se estipula que la memoria facultativa de la santa se celebre el 5 de septiembre, día de su muerte en el 1997. En otras palabras, ahora será posible celebrar la Misa y rezar laudes, vísperas y otras oraciones de la Liturgia de las Horas en memoria de la Madre Teresa.

Los textos litúrgicos

«Este nuevo memorial ha de ser incluido en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas», reza el Decreto, que precisa que los textos litúrgicos en latín adjuntos al mismo «han de ser traducidos, aprobados» y, tras la confirmación del Dicasterio, «publicados» por las Conferencias Episcopales. Se trata de la oración colecta, las lecturas, los textos relativos a la Liturgia de las Horas y el texto del Martirologio romano.

Fuente de esperanza

Además de las razones de la decisión del Papa, el Decreto se incluye también un perfil de la incansable trabajadora de la caridad, nacida Anjeze Gonxhe Bojaxhiu, que devolvió la dignidad a quienes no la tenían.

Incluida en el santoral en el 2016, el nombre de la Madre Teresa «no deja de brillar como fuente de esperanza para tantas personas que buscan consuelo para las tribulaciones del cuerpo y del espíritu», se subraya en el documento.

Y se recuerda un pasaje del Evangelio de Marcos (Mc 10, 43), a saber, las palabras de Jesús: «El que quiera ser grande entre ustedes será su servidor», como principio y guía de la obra de la Madre Teresa. «Al vivir radicalmente y proclamar con audacia el Evangelio, Santa Teresa de Calcuta es un testimonio de la dignidad y el privilegio del servicio humilde».

Eligiendo ser no sólo la más pequeña, sino la servidora de los más pequeños, se convirtió en un modelo de misericordia y en un auténtico icono del Buen Samaritano», se lee. «La misericordia, de hecho, fue para ella la ‘sal’ que daba sabor a todas sus obras, y la ‘luz’ que iluminaba las tinieblas de quienes ya ni siquiera tenían lágrimas para llorar su pobreza y sufrimiento».

«El grito de Jesús en la cruz, ‘Tengo sed’ (Jn 19, 28), penetró en lo más profundo del alma de Teresa. Por eso, toda su vida se dedicó por completo a saciar la sed de Jesucristo de amor y de almas sirviéndolo entre los más pobres de los pobres. Llena del amor de Dios, irradiaba el mismo amor a los demás en igual medida», se subraya en el Decreto del Culto Divino.

Canonización en el 2016

Nacida el 26 de agosto de 1910 en Skopje, en la antigua Yugoslavia, fue en 1929 cuando la Madre Teresa comenzó su misión en Calcuta, pero sólo después de dejar la congregación de las Hermanas de Loreto. En 1950 fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad, que hoy cuenta con más de seis mil hermanas en todo el mundo, activas en ciento treinta países, empezando por los más pobres y subdesarrollados.

En 1979 la religiosa recibió el Premio Nobel de la Paz, de cuya recaudación pidió que se donara a los pobres de la India. Murió en 1997 en «su» Calcuta. San Juan Pablo II, con quien mantuvo una amistad fraternal, la colocó entre los beatos el 19 de octubre del 2003.

Otro Papa, Francisco, que nunca ha ocultado su admiración y devoción por la santa, la canonizó en una Plaza de San Pedro abarrotada de monjas, sacerdotes y fieles de los cinco continentes el 4 de septiembre del 2016.

No un año cualquiera, sino en pleno Jubileo de la Misericordia. Aquel en el que, como dijo el Papa en su homilía, la Madre Teresa, a lo largo de su vida, fue una «dispensadora generosa», haciéndose «disponible a través de la acogida y la defensa de la vida humana, de los no nacidos y de los abandonados y descartados», inclinándose «sobre los exhaustos, dejados morir al borde del camino, reconociendo la dignidad que Dios les había dado», haciendo «oír su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos».

 


 

Por favor, síguenos y comparte: