Oremos para que a través del trabajo se realice cada persona, se sostengan las familias con dignidad y se humanice la sociedad.

Mayo 2025

En la publicación anual de las intenciones de oración para 2025, el Papa Francisco nos había invitado a rezar en mayo por las condiciones de trabajo.

La Red Mundial de Oración confía al Señor la misión del nuevo Papa y continúa en su tarea apostólica encomendando a Dios los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia.

Este mes, nos dejamos inspirar en este video por las palabras de los últimos tres papas: Francisco, Benedicto XVI y san Juan Pablo II.

Durante una audiencia general del año 2022 el Papa Francisco dijo: “Los evangelistas Mateo y Marcos definen a José como carpintero. Jesús practicó el oficio de su padre, un oficio bastante duro. Desde el punto de vista económico no aseguraba grandes ganancias”. Este dato biográfico de José y de Jesús” lo hacía “pensar en todos los trabajadores del mundo”.

“El trabajo – añadió el Papa Francisco – confiere una unción de dignidad: Lo que da dignidad no es llevar el pan a casa. Lo que da dignidad es ganar el pan”.

El Papa Benedicto XVI, dirigiéndose a todos los trabajadores en la fiesta de San José el año 2006, también subrayó que “El trabajo reviste una importancia primaria para la realización del hombre y el desarrollo de la sociedad, y por eso es preciso que se organice y desarrolle siempre en el pleno respeto de la dignidad humana y al servicio del bien común. Al mismo tiempo – señaló el Papa Benedicto – es indispensable que el hombre no se deje dominar por el trabajo, que no lo idolatre, pretendiendo encontrar en él el sentido último y definitivo de la vida”.

Y San Juan Pablo II dijo durante la celebración del jubileo de los trabajadores en el año 2000 que “el Año jubilar impulsa a un redescubrimiento del sentido y del valor del trabajo. Invita, asimismo, a afrontar los desequilibrios económicos y sociales existentes en el mundo laboral, restableciendo la justa jerarquía de los valores y, en primer lugar, la dignidad del hombre y de la mujer que trabajan, su libertad, su responsabilidad y su participación”. Juan Pablo II exhortó después a “remediar las situaciones de injusticia” y a no olvidar “a todos los que sufren por falta de empleo, por salario insuficiente, por indigencia de medios materiales”.

Oremos para que a través del trabajo se realice cada persona, se sostengan las familias con dignidad y se humanice la sociedad.

 

 


 


 

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