Por José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

«Primero Dios», dicen frecuentemente los buenos mexicanos. Prácticamente fue lo mismo que contestaron los apóstoles cuando el sumo sacerdote los interrogó diciendo: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ese?».

San Pedro y los apóstoles le replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres».

No olvidemos nunca que en nuestra vida tenemos muchas cosas que hacer, pero el primero es siempre Dios.

Reflexión homilética 4 de mayo de 2025

Hechos de los apóstoles

Nos cuenta este libro del Nuevo Testamento que metieron a los apóstoles en la cárcel pretendiendo escarmentarlos para que nos hablaran de Jesús a la gente.

Durante la noche el Señor les abrió las puertas de la cárcel, con el mandato de salir a evangelizar como siempre, en el templo de Jerusalén.

El sumo sacerdote los interrogó:

«¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ese?».

La respuesta de Pedro y los apóstoles que estaban con él fue:

«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres».

Y aprovecharon para evangelizar al mismo sumo sacerdote:

«El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros matasteis colgándolo del madero».

De esta manera tuvieron que dejarlos libres y aprovecharon una vez más para repetirles la misma prohibición que nunca obedecieron.

Era su convicción y su fe.

Ojalá que nuestra fe esté firme creyendo que Jesucristo es Dios.

Salmo 29

Un salmo para alabar a Dios. Muy apropiado para este día en que los apóstoles vivieron la libertad que les dio el Señor:

«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Dad gracias a su nombre santo… Escucha, Señor y ten piedad de mí. Socórreme, Dios mío. Te daré gracias siempre».

Apocalipsis

San Juan evangelista nos cuenta la visión que tuvo:

«Millares y millones de ángeles alrededor del trono de Dios cantaban con voz potente: “Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza”».

El evangelista y apóstol continúa glorificando a Jesucristo que merece la alabanza de todos los pueblos, precisamente por su muerte y resurrección que estamos celebrando en este tiempo de Pascua.

Verso aleluyático

No olvidemos que estamos en tiempo pascual y por eso la liturgia, mientras repite gozosa la palabra «Aleluya», exclama:

«Ha resucitado Cristo que creó todas las cosas y se compadeció del género humano».

Evangelio

El evangelio de hoy, como estamos en el tiempo de Pascua, nos invita a meditar, aunque ya lo ha hecho anteriormente, en los últimos párrafos del evangelio de San Juan:

«Simón Pedro les dice a sus compañeros: “Me voy a pescar”.

Ellos contestaron: “Vamos también nosotros contigo”».

Toda la noche quisieron pescar, pero los peces al parecer habían desaparecido. Desde la orilla, Jesús, desconocido para ellos, les preguntó:

«¿Muchachos, tenéis pescado?».

Ante su respuesta negativa, aquel desconocido que era Jesús dijo:

«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

A pesar de que todos ellos eran pescadores y conocían muy bien el lago de Tiberíades, echaron la red por obedecer y ¡zas!, no tenían fuerzas para sacar la red por la multitud de peces que brincaban en ella.

Ante esta maravilla, Juan dijo: «¡Es el Señor!».

Pedro se echó al agua. Cuando Jesús les mandó sacar algunos peces recién pescados, fue Pedro el que en un gesto simbólico cogió él solo la red con ciento cincuenta pescados grandes y la arrastró hasta la orilla.

Después de esto, ellos, que habían visto el fuego calentando pan y pescado, comieron gozosos estando seguros de la presencia de Jesús.

 


 

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