Por José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista
Domingo XIX del tiempo ordinario
Reflexión homilética 10 de agosto de 2025
En este domingo se nos pide que no nos dejemos llevar por la ligereza de algunas personas que toman la venida de Dios como algo sin importancia, sino que se manifiesta la fuerza de la fe en los que siguen el camino trazado por Jesús. Precisamente San Lucas empieza hoy el Evangelio diciendo: «No temas pequeño rebaño porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino».
Libro de la Sabiduría
Nos recuerda la alegría de Israel por «la noche de la liberación» que de antemano Dios dio a conocer a los israelitas.
La liberación de Israel en gran parte se debió a que «los hijos piadosos de un pueblo justo ofrecían sacrificios a escondidas para conseguir la liberación total».
Refiere el libro que los fieles se imponían esta ley sagrada: «Que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes».
Salmo 32
Es la alabanza del pueblo de Israel «que el Señor se escogió como heredad».
Y a continuación, pide a todos: «Aclamad justos al Señor que merece la alabanza de los buenos». Y felicita a la nación que tiene al Dios verdadero como su Señor, al pueblo que Dios escogió entre todos los pueblos de la tierra.
Por su parte, el Señor tiene sus ojos puestos en los fieles: «Los ojos del Señor están puestos en los fieles, en los que esperan en su misericordia para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre».
Hebreos
Comienza el párrafo de hoy definiendo la fe: «La fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve».
El autor sagrado va presentando a los grandes personajes bíblicos que tuvieron fe, y alaba su proceder. Empieza por Abraham:
«Por fe obedeció Abraham a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad». También dice del patriarca: «Vivió como extranjero en la tierra prometida mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios».
Por esa misma fe el Señor le concedió «que su mujer estéril obtuviera fuerza para fundar un linaje… y así de uno solo y en este aspecto ya extinguido nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo».
A continuación, alaba a los otros grandes personajes bíblicos que fueron recompensados en su vida por su fe en Dios.
Verso aleluyático
Tratándose hoy de manera especial sobre la virtud de la vigilancia, nos pide este versículo:
«Estad en vela y preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Evangelio
El Evangelio nos pide estar vigilantes como aquellos que esperan a que su señor llegue de la boda para abrirle apenas venga y llame.
Lo que pide Jesús en este día es la virtud de la vigilancia; es decir, estar siempre alertas para no ser sorprendidos y lo hace con esta comparación: «Si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete».
De esta comparación Jesús nos da una gran lección: «Estad preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Esta virtud de la vigilancia asegura que el administrador fiel y prudente será dichoso porque su amo al llegar lo encontrará vigilando y lo recompensará.
En este párrafo del Evangelio de San Lucas aparece claro que Jesús exige a los suyos estar siempre vigilantes y ser fieles hasta el final, como Él ha sido fiel hasta dar la vida por nosotros.
Esperemos pues, atentos y confiados la llegada del Señor que vendrá a llevarnos a la eternidad, seguros de permanecer con Él para siempre. Como nos pidió Jesús en el huerto: «Vigilad y orad para no caer en la tentación» con la que nos quiere secuestrar este mundo.
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