Por Mary Velázquez Dorantes
Los Países Bajos cuentan con aproximadamente un 21% de católicos. Durante un período histórico los cristianos católicos fueron perseguidos por el calvinismo protestante, práctica que duró casi dos décadas, sin embargo, los católicos no se rindieron y construyeron templos e iglesias que parecieran estar ocultas tras la persecución, para así continuar practicando su fe.
Hoy, esas iglesias se encuentran en subterráneos, otras al lado de grandes tiendas de marcas comerciales con una pequeña puerta simple. Por dentro, la asistencia de los católicos es significativa y los servicios religiosos se siguen ejerciendo. Las misas se celebran en dos idiomas, incluyendo el español. Un día de la semana se celebra la misa en latín, y la práctica de los sacramentos como el Bautismo siguen vigentes en medio de un panorama en el que no parecieran existir.
EL CONTEXTO
En Ámsterdam, la capital de Holanda, un gran porcentaje de sus habitantes no se identifica con alguna religión, y el cierre de iglesias católicas ha sido abrumador. Muchos de los templos religiosos ahora son restaurantes, bibliotecas, centros de música y espectáculos. La lucha por la fe ha sido como tirar de una cuerda bastante tensa. En el norte de Holanda los protestantes han cerrado mayoritariamente las iglesias cristianas católicas, mientras que en el sur los católicos han combatido la opresión, manteniendo sus templos, sus escuelas y centros de asistencia social, sin importar que estén en subterráneos u ocultos.
En el 2021, la última estadística señaló que el 54% de los holandeses se declaró ateo. Pese a este escenario, un 1% continúa asistiendo a misa diariamente, se concentran en pequeñas comunidades parroquiales y realizan labor de misión evangelizadora.
LA REALIDAD
El alto porcentaje de iglesias católicas cerradas no es la única situación compleja, sino también la feligresía que, aunque es significativa, se busca atraer más. También está el tema de las finanzas débiles, mismas que les permiten continuar vigentes. El trabajo pastoral se vuelve un reto, el quehacer misionero ha iniciado un proceso de transformación para crear nuevas iniciativas y algunos de los templos han considerado reducir el número de celebraciones para así concentrarse en servicios y celebraciones comunitarias. En 55 años el panorama ha cambiado drásticamente, puesto que ahora solo el 3% de los holandeses son católicos bautizados, aun así, el quehacer pastoral continua a marchas forzadas y las iglesias trabajan de un modo más globalizado. En tanto, iglesias que se encuentran en el corazón de las zonas urbanas, celebran misas para los extranjeros, quienes buscan un punto de encuentro con su fe. Además, se han establecido horarios para las celebraciones, ofreciendo así el Sacramento de la Reconciliación en diferentes idiomas, esto como parte de un proyecto piloto para promover la fe.
EL SACERDOTE COMO LÍDER
Los sacerdotes en Holanda combaten el cierre de iglesias, la desmoralización y el proceso de fusión de las parroquias. La figura del sacerdote es ahora la figura del líder, puesto que no solo se trata de observar a las parroquias como una organización, sino como el trabajo real: llevar la verdad del Evangelio. Algunos de los sacerdotes se muestran intranquilos por la baja participación, sin embargo, las fechas significativas como Navidad, el período de Cuaresma, la Asunción de la Virgen María, son para ellos motores para invitar a los feligreses a participar activamente en las celebraciones, y así conducirlos a realizar labores pastorales con sus comunidades cercanas. El esfuerzo por mantener las celebraciones es para ellos muy grande, ya que luchan en un escenario donde el protestantismo los ha perseguido y ahora el ateísmo es parte de la realidad. Los sacerdotes católicos han sabido mantener sus iglesias de forma firme en todo el país.
Las zonas con mayor porcentaje de católicos son Roermond y Hertogenbosh, el 13% de esos católicos mantienen su creencia en la vida eterna y la procesión de Corpus Christi es para ellos una de las fechas más importantes. Sus templos, aunque no lo parezca, se encuentran activos, algunos de ellos en medio de casas y canales, otros entre grandes edificios luchando por no convertirse en museos.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 17 de agosto de 2025 No. 1571