Por Jaime Septién

El Papa León XIV recibió el pasado 28 de agosto, en audiencia privada, al teólogo laico venezolano Rafael Luciani, director del Centro Teológico Bíblico Pastoral para América Latina y el Caribe (Cebitepal), tal como informa Noticias ADN. Luciani expuso al Pontífice los detalles de esta propuesta liderada por el Consejo episcopal Latinoamericano (CELAM), cuyo lanzamiento está previsto para octubre de 2025, durante el Jubileo de los Equipos Sinodales. La siguiente es una entrevista exclusiva de El Observador con el doctor Luciani, amigo de esta casa editorial.

-Rafael, ¿cómo defines el proceso sinodal de la Iglesia en América Latina?

Estamos en una encrucijada histórica: entre la recuperación y profundización de la memoria del Vaticano II, que no podemos perder —hoy se leen muy poco los textos del Concilio—, y su maduración para el futuro sinodal de la Iglesia que debemos construir y consolidar, y en esto América Latina ha jugado un rol único en el marco de toda la Iglesia. Así lo expresé en mi conferencia durante la 70 Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño que celebramos este año en Río de Janeiro.

-¿Qué supone esto?

 Esto supone reconocer la autoridad del proceso sinodal que ha redescubierto que la Iglesia es constitutivamente sinodal, madurando así la eclesiología conciliar. Este redescubrimiento, confirmado por el Documento Final del Sínodo y la Nota de acompañamiento que el Papa Francisco agregó al final del Documento, forma ya parte del magisterio ordinario. Por eso, el pontificado del Papa León XIV se inserta y desarrolla en este proceso sinodal, especialmente siendo iluminado, en sus inicios, a partir de la tercera fase del Sínodo en curso hasta 2028. Recordemos que el Papa León, siendo entonces Prefecto del Dicasterio para los obispos, participó como miembro de la Asamblea sinodal y votó por lo definido en el Documento Final por la Asamblea, de modo que reconoce este modo de ser y hacer de la Iglesia Pueblo de Dios. En todo este contexto se sitúa hoy el desafío de la Iglesia Latinoamericana con todas las iniciativas que pueda realizar e impulsar para sinodalizar a la Iglesia.

Qué es la iniciativa “Together”?

Together —o también llamado Juntos e Insieme por los idiomas en los que se ofrecerá— es un ejemplo de las iniciativas y la creatividad de la Iglesia en América Latina que quiere abrirse a toda la región Panamericana e ir más allá de sus fronteras para construir nuevos puentes. Por ello, el proyecto se caracteriza por ser un ecosistema digital que articula iniciativas eclesiales, académicas y pastorales de todo el continente americano para impulsar procesos sinodales de forma colaborativa y sinérgica.

Suena muy interesante, pero ¿cómo funciona?

Funciona como un hub teológico-pastoral, una red de redes sinodales que conecta práctica y reflexión y busca convertirse en un actor clave para implementar la sinodalidad a la luz de lo establecido en el Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos sobre la sinodalidad. Lo impulsan Cebitepal-Celam y la Escuela de Teología de los Jesuitas en Berkeley (JST-SCU), en colaboración con la CLAR y el Observatorio Latinoamericano de Sinodalidad. La idea es superar el trabajo aislado y avanzar hacia un esfuerzo articulado que colabore con la tercera fase del Sínodo.

¿Cómo ha recibido el Papa León XIV esta iniciativa?

El Papa ha hablado de la sinodalidad como “estilo”, y lejos de restarle importancia a las reformas institucionales necesarias y pedidas a lo largo del proceso sinodal, este término —como explica el Documento de la Comisión Teológica Internacional en el numeral 70— supone la integración de procesos, estructuras y modos relacionales. Es una forma de ser y proceder en la Iglesia donde todos y todas estamos implicados, y a todos los niveles eclesiales. No sólo en ciertos espacios de la Iglesia y tampoco sólo a nivel de las relaciones personales.

¿El nombre en inglés del proyecto (aunque sé que va a ser promocionado en español y en italiano) tiene algún objetivo en específico?

El proyecto Together va en esta sintonía que supone la revisión y la formación de tres dimensiones inseparables para una Iglesia sinodal: relaciones, dinámicas y estructuras. Cuando le presenté el proyecto y le entregué el plan escrito, el Papa León manifestó un gran agrado y apoyo importante. Además, lo consideró muy importante porque genera un diálogo y una colaboración más orgánica entre América Latina y las comunidades hispanas en América del Norte, y puede iluminar experiencias y prácticas de sinodalidad en América del Norte, que no ha sido tan receptivo al proceso sinodal, como sabemos y quedó evidenciado en la fase continental del proceso sinodal.

¿Qué frutos espera el Papa del proceso sinodal en América Latina?

 No podría decir qué espera el Papa de América Latina porque no hablamos de modo específico de eso, pero sí hizo referencia a la sinodalidad que se vive en las comunidades, en las bases, y que debe ser ejemplo para que las instituciones eclesiales se renueven. El propio Documento Final del Sínodo habla de una sinodalidad vivida. Sí me compartió la importancia del Celam y de la CLAR, así como me manifestó su preocupación por la realidad de los migrantes en el continente. Aquí se refirió a la dimensión social de la sinodalidad. Esto también tiene que ver con la referencia que hace el Documento final del Sínodo a la sinodalidad como profecía social.

¿Qué frutos espera el Celam?

La Iglesia en América Latina sigue teniendo un rol fundamental a través de una clara opción por la formación en sinodalidad y su promoción en todas las Iglesias locales del Continente. Durante la primera fase del Sínodo ya se habían realizado Asambleas regionales que precedieron a la Continental. Durante la segunda fase, en las dos sesiones de la Asamblea sinodal en Roma, se vivió un trabajo en conjunto de los sinodales latinoamericanos. Incluso tuvimos una reunión para discernir las prioridades del Continente. Hoy se quiere ir de nuevo a las regiones para realizar nuevas Asambleas que recojan las voces de los pueblos y las culturas del Continente a la luz del Documento Final del Sínodo y propiciar un discernimiento de su implementación en cada localidad eclesial.

Un papel importante…

… Sí, por eso, el CELAM será nuevamente, como lo han reconocido autoridades de los otros organismos semejantes de otros continentes, un actor fundamental para el impulso de la sinodalidad, ya no sólo en América Latina, sino también en la región Panamericana y en colaboración con el Sur global a través de los organismos episcopales continentales como la Secam en África y la Fabc en Asia. De hecho, representantes de estos dos organismos estuvieron presentes en la reciente 70 Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño celebrada en Río.

-Una pregunta adicional: ¿Está preparada la Iglesia en América Latina para reevangelizar a Europa?

No creo que se trate de reevangelizar porque hoy en día, con la sinodalidad, se ha rescatado y se está madurando el sentido de la autoridad de las Iglesias locales, para evitar nuevos intentos de colonización cultural y eclesial, como lo afirmó Querida Amazonia. Así también lo expresaron en la Asamblea sinodal miembros de las Iglesias en África y Asia que se quejaron de otras Iglesias que iban a sus realidades a trasladar sus propias formas culturales y eclesiales. Más bien se puede hablar de colaborar con otras realidades a través de los modos de proceder del Celam y las Iglesias latinoamericanas.

¿Me podrías dar un ejemplo de esto que considero importantísimo?

Sí, claro. Por ejemplo, el Celam inició hace dos años un proceso de formación de nuevos obispos, que fue aprobado entonces por el Prefecto del Dicasterio de los obispos que era el Cardenal Prevost, hoy Papa León XIV. Esto se puede realizar en otros continentes y el Celam puede colaborar a animar esta experiencia, pero desde las realidades locales y regionales propias de cada Continente. Lo mismo con tantas otras iniciativas sin que esto signifique que América Latina evangelice a Europa o a otras realidades culturales y continentales. Hay que regresar a Ad Gentes, el decreto sobre las misiones del Concilio, que estableció que la Iglesia nace de las propias culturas que deben desarrollar sus formas eclesiales, teológicas y litúrgicas particulares.

¿Por dónde empezar, entonces?

Quizás un problema radica en la formación que se imparte en muchos seminarios, que está muchas veces alejada del espíritu y del texto del Concilio, y no responde a los signos actuales de los tiempos. Por ello, el problema es más que reevangelizar. Hay que revisar las instituciones y las formas eclesiales de transmisión de la fe que no están respondiendo a las nuevas realidades culturales cambiantes y a los nuevos sujetos sociales emergentes.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de septiembre de 2025 No. 1575

 


 

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