Por Redacción
Durante su pontificado, el Papa Francisco habló fuerte y claro sobre la cultura del descarte que provoca el desgaste de la valoración del ser humano, en el que se pone por encima el interés del capital sobre la dignidad de la persona. Y también esa tendencia de hacer de la persona, y de su servicio, un objeto desechable.
Abogó por los ancianos, los migrantes, los refugiados, los que viven en la pobreza, los desempleados, los indígenas y por todos aquellos colectivos y personas que son absolutamente ignoradas por el sistema.
Pero no basta con conocer quiénes son los descartados, sino hacer algo por ellos, tal como lo hacen en Argentina desde el 2017 con la iniciativa #NoMásChicosDescartables que busca, con el apoyo de la Comisión Arquidiocesana de Niñez Adolescencia Infancia en Riesgo y la Unión de Clubes Parroquiales, generar un espacio de diálogo y acción para proteger la vida y el futuro de niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
Además de la acción, la iniciativa promueve espacios de reflexión que se han llevado a cabo en este mes de septiembre “para compartir nuestra mirada para seguir luchando y caminando en tiempos difíciles, pero para nunca bajar los brazos. Que esta edición de #NoMásChicosDescartables nos sirva como empuje para seguir trabajando”, dijo el padre Adrián Bennardis, responsable del Área Niñez de la Vicaría Episcopal para el Servicio de la Caridad y el Desarrollo Humano del Arzobispado de Buenos Aires.
Al cuidado de los más desamparados
En su intervención, el Padre Lorenzo “Toto” de Vedia, párroco de Nuestra Señora de Caacupé en Villa 21-24, Barracas, y referente nacional del Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de CABA. Se refirió a la realidad de las villas en CABA y a una iglesia en salida, propuesta del Papa Francisco.
“En nuestras villas y barrios populares, percibimos realidades que desde lejos no se ven. Se piensa que en las villas todo es sórdido. Desde adentro experimentamos un humanismo comunitario que se ha perdido en otros sectores sociales: sentido de vecindad, solidaridad natural, religiosidad traída de las raíces, madres de sus hijos y de los del pasillo, capacidad de hacer fiesta. En nuestros barrios hay un ambiente propicio para la cultura del encuentro.
La droga, la falta de empleo, la pobreza estructural, el individualismo imperante y la exclusión fue generando un paulatino rompimiento del tejido social. Esto viene desde hace mucho. Se ha acrecentado en los últimos tiempos. Hablamos de tres tenebrosas C: Calle – Cárcel – Cementerio, como destino fatal para un montón de nuestros chicos, adolescentes y jóvenes. Desde la iglesia llevamos adelante desde hace bastante tiempo una pastoral con fuerte acento en ese segmento de la población. Podríamos resumir esto en las tres positivas C: Capilla – Colegio – Club. Sabemos que muchas veces llegamos tarde. Desde la Familia Grande del Hogar de Cristo siempre buscamos generar centros barriales que ayuden a levantar y sostener al caído. Para esto es necesario afianzar fuertemente nuestras comunidades, cultivar la religiosidad (base de nuestra extensa pastoral con resonancias tarea sociales), recursos del Estado y de los privados y una importante integración socio-urbana de nuestros barrios, tanto en infraestructura como en seres humanos. Esto es la cultura del encuentro.
Que estas jornadas de #Nomáschicosdescartables apunten a nuestros corazones y también a nuestras mentes para que nuestras comunidades renueven y actualicen el cuidado de nuestros menores más desamparados. Que Francisco mismo nos ayude desde el cielo a seguir su legado. Que no nos saquemos de encima la vida ni propia ni ajena, tampoco las actividades. Que abracemos de corazón a cada chico, joven y adolescente”.
El proyecto busca Fomentar el desarrollo de niños y jóvenes, brindándoles oportunidades para crecer y alejándolos de la marginalidad, a través de:
•Encuentros y jornadas: Incluyen debates, actividades artísticas y deportivas, como torneos de fútbol y hockey.
•Espacio de diálogo: Niños, adolescentes y adultos puedan dialogar y compartir sus experiencias y vivencias.
•Participación comunitaria: La iniciativa involucra a diversos actores de las comunidades parroquiales, incluyendo clubes, centros de día, comedores, y organizaciones como Cáritas, que trabajan en el acompañamiento de las infancias.
•Promoción de la cultura y el deporte: Se utiliza el deporte y el arte como herramientas de inclusión social, prevención y promoción de los jóvenes y niños.
A pesar de estos esfuerzos la infancia en Argentina continúa siendo el grupo más expuesto a la pobreza multidimensional. Y las políticas públicas, aunque han extendido cobertura y protección, enfrentan el desafío de superar el carácter paliativo y avanzar hacia estrategias estructurales de inclusión, equidad y desarrollo humano sostenible.
Una idea para replicar
De acuerdo con Juan Martín Pérez García, coordinador regional de Tejiendo Redes Infancia — América Latina y el Caribe, en México también persiste una exclusión estructural hacia niñas, niños y adolescentes, quienes siguen sin ser considerados sujetos plenos de derechos en el diseño de políticas públicas, lo que se refleja en múltiples dimensiones de su vida cotidiana.
En entrevista para la agencia de noticias Infobae, explicó que actualmente hay 36.6 millones de niñas, niños y adolescentes en el país, es decir, uno de cada tres habitantes. Sin embargo, esta población continúa siendo marginada del espacio público, sin acceso efectivo a la participación ni a una representación significativa en los procesos de decisión. Según el especialista, esto se debe a la falta de relevancia política que se les otorga desde las instituciones, lo que provoca una baja inversión en políticas integrales para la niñez y un cumplimiento limitado de sus derechos fundamentales.
Y la situación se agrava en un contexto nacional caracterizado por altos niveles de violencia. Aunque no se reconozca oficialmente, México vive una dinámica similar a la de un país en guerra. Según la información del Tejiendo Redes Infancia — América Latina y el Caribe, siete homicidios infantiles ocurren cada día, se registran 20 desapariciones diarias de menores y sólo en 2024 fueron asesinados más de 2 mil 400 niños, cifra que representa un aumento del 7 por ciento respecto al año anterior y el acumulado histórico de menores desaparecidos supera los 17 mil 600 casos.
Lo que viven los niños y jóvenes de México y del resto de América Latina, amerita una iniciativa como #NoMásChicosDescartables desde la Iglesia y organizaciones civiles, que proponga la integración en espacios deportivos y culturales, que fomenten la unión y los aleje de la vulnerabilidad.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 21 de septiembre de 2025 No. 1576