Por Fernando Pascual, sacerdote |

Un método para mantener injusticias consiste en cerrar los ojos. No ver al embrión que va a ser abortado, no ver al niño que sufre hambre, no ver al anciano que está abandonado a su suerte, no ver, no ver, no ver…

En cambio, si abrimos los ojos y damos “visibilidad” a quien vive y sufre, quizá muy cerca de nosotros, ya hemos dado un paso importante hacia la justicia, el respeto, el amor.

Es cierto que hay quienes ven y luego conservan un corazón de piedra. No basta con una ecografía para evitar ciertos abortos. No basta con lanzar una mirada hacia un niño pordiosero. Pero también es cierto que negar la visibilidad a las víctimas mantiene situaciones de injusticia y busca una tranquilidad absurda y mezquina.

Por eso, la propuesta de pedir a las mujeres que piensan abortar que antes vean una ecografía de su hijo tiene un valor especial: el de dar visibilidad a un ser humano inocente y necesitado de ayuda y protección.

El mundo de hoy, lleno de cámaras, grabadoras y pantallas, mantiene todavía silencios y cortinas que ocultan dramas e injusticias sumamente graves. Por eso vale la pena cualquier esfuerzo sano por dar visibilidad a los más débiles y necesitados.

Así será posible ayudar a quienes necesitan un poco de justicia, porque muchos corazones habrán dado ese primer paso que es necesario para que un amor inicie: conocer al otro.

Por favor, síguenos y comparte: