Proteger a los niños, evitando que sean explotados o maltratados y garantizando su derecho a la escuela y a la educación. Ese el pedido con el cual el Papa Francisco concluyó hoy la última audiencia del Año Santo, que finalizará el domingo próximo.

Y fue la ocasión para el pedido del Papa la Jornada mundial de los derechos de la infancia y de la adolescencia, que se celebrará el 20 de noviembre. “Hago un pedido dirigido a la conciencia de todos, a las instituciones y familias a fin de que los niños sean siempre protegidos, y su bienestar sea tutelado, para que jamás caigan en formas de esclavitud, reclutamiento en grupos armados y maltrato. Deseo que la Comunidad internacional pueda vigilar sus vidas, garantizando a cada niño o niña el derecho a la escuela y a la educación, para que su crecimiento sea sereno y miren con confianza al futuro”.

Anteriormente, Francisco había dedicado la catequesis de hoy a una obra de misericordia «que todos conocemos muy bien, pero que tal vez no ponemos en práctica como debiéramos: soportar pacientemente a las personas molestas. Y bien que las hay, ¡eh!». Un “soportar” a la cual él unió “la exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar” a los otros.

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