Por Rodrigo Aguilar Martínez /Obispo de Tehuacán

Septiembre es mes de las fiestas patrias en México. Menciono este dato y lo relaciono con dos deportes cuyos resultados este mismo mes han sido contrastantes.

Por una parte la selección de futbol ha perdido contra la de Estados Unidos y tiene el riesgo fuerte de quedar fuera de posibilidades para ir al próximo Mundial; por otra parte, la selección de basquetbol, que durante varias décadas sólo daba desilusiones, sorpresivamente se fue colando en el Premundial de las Américas, celebrado en Caracas, Venezuela, consiguió su pase al Mundial correspondiente del año próximo e incluso conquistó la medalla de oro al vencer a Puerto Rico, por marcador de 91-89.

En referencia al futbol, después de la gratísima experiencia de haber conseguido medalla de oro en las Olimpiadas, ahora la selección máxima ni siquiera ha podido obtener triunfos en el estadio Azteca y tiene que buscar desesperadamente el repechaje. Hay calidad individual de jugadores, pero falta trabajo de conjunto. En cambio los frutos de un trabajo de conjunto tanto entre jugadores como en armonía con directivos, se han dado en el basquetbol.

En el deporte y en muchas empresas humanas lo importante no es el brillo personal, sino el trabajo de equipo, la armonía de corazones. Así también en lo intelectual, social, laboral o espiritual.

Esto me recuerda los versos de León Felipe:

 

Voy con las alas tensas

y refrenando el vuelo,

porque no es lo que importa

llegar pronto ni solo,

sino con todos y a tiempo.

 

Qué difícil es el trabajo de equipo. El muy capaz debe ser paciente, saber ayudar y animar a los que se van quedando atrás. El que se va quedando atrás debe no perder o recuperar la esperanza, aceptar la ayuda, no abandonar el equipo. Todos deben entregar lo mejor de sí mismos para hacer labor de conjunto.

Sirva esta reflexión para celebrar las Fiestas Patrias con sentido de equipo. Pertenecemos al equipo nacional mexicano. Que esto se manifieste en el deporte, y no sólo como espectadores, sino también como deportistas para abatir la tendencia nacional de obesidad. Se manifieste también en los necesarios proyectos de reformas, buscando el bien de la Nación, no intereses particulares.

Celebremos las fiestas patrias no con gritos y desahogos emotivos, sino con convicciones y acciones trascendentes -que mucho necesitamos- de verdad, integridad, solidaridad, perseverancia.

 

 

Por favor, síguenos y comparte: