El día de hoy jueves 5 de Septiembre de 2013, nuestro buen Dios llamó a la morada celestial al padre Justo López-Melús en Zaragoza (España). Agradecemos a Dios Nuestro Señor el tiempo que estuvo cerca de nosotros, como periódico El Observador y como sus hijos en la fe.

Aragonés inquieto y cultísimo, don Justo pasó muchos años como profesor en el seminario de Toledo (España). Contemporáneo de Martín Descalzo, de Javierre, de tantos sacerdotes españoles que han tomado la pluma en libros, periódicos, revistas. Que se han forjado en la cultura. Que han sabido ser sacerdotes y ser líderes de opinión. ¡Qué falta hacen!

Sus últimos años de fructífero ministerio los pasó en la ciudad de Querétaro (México), en el templo de san José de Gracia, que es un templo muy visitado en el centro histórico de la ciudad, no solamente porque es un templo expiatorio y se está adorando a Jesús Eucaristía, sino porque los padres Operarios Diocesanos mantienen horarios amplios para que el pueblo de Dios pueda acercarse al sacramento de la Reconciliación. Allí el padre Justo acercó a numerosos creyentes al reencuentro del amor de Dios.

Don Justo –a quien el obispo emérito de la diócesis de Querétaro don Mario De Gasperín le decía, en son de broma, «el único Justo de la Diócesis»—supo hacerse un hueco en el corazón de mucha gente. Era puntual, siempre tenía una frase esperando a que existiera la ocasión para recordarla. En el periódico escribió unas «Pinceladas» que son, como todo lo suyo, genuinos disparos al corazón de la fe. No para matarla o mutilarla, sino para llenarla de flores (ya se ve que son «disparos» literarios). Devoto de la Virgen, confesor incansable, conocía muchos palíndromas (yo solamente me sé el de Anita lava la tina), era un experto en latín y ha escrito quién sabe cuántos libros. Los últimos los ha editado San Pablo y son una serie de «pinceladas» sobre no tener miedo (de comprometerse, de casarse, de amar…). Libros pequeños pero necesarísimos. Si algo caracteriza a nuestra sociedad es, justamente, lo que dice don Justo: el miedo (sobre todo el miedo a durar).

Desde el Cielo, el Padre Justo, nos mandará su bendición.

Algunos de sus libros fueron: Alivio de caminantes, Sin volver la vista atrás, Pinceladas para vivir mejor, El santo de cada día (publicado con su hermano carmelita), Hogar Siglo XXI, Alternativa de valientes, María una historia de amor, Caminos de santidad, No tengas miedo de casarte, No tengas miedo de amar, entre otros.

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