Crónica

Por Gilberto Hernández García/

El Dalai Lama visitó este 12 de octubre la Universidad Pontificia de México para sostener un encuentro con la Cultura Católica del país. Ahí hizo una sentida invitación a valorar la vida espiritual de los seres humanos y a promover relaciones armoniosas entre las diversas religiones, «que ayuden a desarrollar las cualidades humanas».

Durante su mensaje, el líder de los tibetanos señaló que, a pesar de que en el siglo XXI, el desarrollo tecnológico ha provisto de condiciones para conseguir el confort y una cierta felicidad de los seres humanos, en sí mismo no tiene la capacidad de brindarnos afecto, «eso no lo podemos encontrar en las cosas materiales; como seres humanos necesitamos el afecto». Y abundó: «Tenemos nuestro cuerpo, nuestra mente y emociones; la riqueza material sólo puede darnos confort  a nivel físico, pero no en el espiritual».

Destacó, citando el pensamiento de Juan Pablo II y Benedicto XVI, la importancia de la «fe y la razón» en la construcción del bienestar humano, diciendo que la razón es importante en cuanto la investigación ha producido los avances científicos y tecnológicos, pero «no ha sido capaz de hacernos experimentar la paz». En cambio, señaló, la fe sí tiene esa propiedad de producir paz y gozo espiritual.

El Dalai Lama insistió en que en este siglo el rol de la espiritualidad es importante, ya que, tanto a nivel individual, familiar y social, el camino espiritual producirá siempre beneficios como la felicidad. Ilustró la importancia de la espiritualidad, llevada a la práctica en el servicio, con el ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta, «a quien conocí personalmente»: «Visité su lugar y vi que todos lo que trabajaban ahí tenían la misma actitud de completa entrega. Eso se encuentra en la religión cristiana; además de que ha contribuido en los campos de la educación y la salud, lo que ha generado un progreso». «Sirviendo a los demás se encuentra la paz y la felicidad».

El líder espiritual reflexionó sobre los conflictos por causa de diferencias religiosas que ha habido a lo largo de la historia y hasta nuestros días, situación «muy triste», como la calificó. Por eso instó a promover la armonía interreligiosa, y recordó el ejemplo de Juan Pablo II que, en 2002, convocó una reunión interreligiosa en Asís, con «el espíritu de conocerse, unirse y lograr una armonía entre las distintas religiones».

El XIV Dalai Lama del Tíbet señaló que si bien hay diferencias entre las distintas tradiciones religiosas a nivel filosófico, estas diferencias no tienen porqué crear antagonismos; «estos a veces son influenciado por la cultura y otros aspectos que terminan en conflictos que luego son muy difíciles de sobrellevar o solucionar». Dijo que en muchas naciones, como en la India, conviven las más distintas expresiones religiosas, desde hace cientos de años, y ellas han aprendido a vivir juntas, señal de que es posible hacerlo a nivel planetario.

Insistió en el tema diciendo que de los 7 mil millones de habitantes que hay en el mundo, unos mil millones no son creyentes; por eso, «si nosotros los creyentes peleamos, ¿qué ejemplo les estamos dando? ¿Cómo podremos servirlos? ¿Cómo podemos convencerlos de estas cualidades espirituales?». Con armonía entre ellas, «las religiones  van a proveer ese objetivo que tienen: la paz interior y a partir de ella pueden construir la paz en las sociedades». En ese sentido motivó a todos los creyentes, independientemente de la religión que profesen, a que vivan sus convicciones con fidelidad y sinceridad, con verdadera entrega, y no sólo en los momentos de culto.

Reconocimiento del líder espiritual

En la bienvenida al Dalai Lama, el rector de la UPM, padre Mario Ángel Flores, a nombre de la Iglesia en México y de las otras expresiones religiosas presentes en el acto, expresó su reconocimiento al Dalai Lama como un líder muy significativo de la antigua y venerable espiritualidad del lejano oriente.

El sacerdote dijo que la dignidad del ser humano radica en su espíritu y es el desarrollo espiritual el que lo lleva a su verdadera grandeza, donde surge el arte, la ciencia, la ética y la búsqueda incesante de Dios. «Desde el espíritu se forja la amistad, se vive el amor, se construye la justicia y se abre el espacio hacia la trascendencia», y que  sólo con los auténticos valores del espíritu la humanidad tendrá futuro.

El padre Flores también expresó la admiración de muchos por «el incansable y ejemplar esfuerzo para defender por caminos pacíficos la libertad religiosa. No son los violentos los que cambiarán el mundo hacia una mejor sociedad, si no los de corazón limpio y humilde como nos ha mostrado Jesucristo, quien añadía aquellas luminosas palabras: “bienaventurados los que construyen la paz porque serán llamados hijos de Dios”».

A propósito del encuentro del Dalai Lama con la cultura católica de México, representada en la UPM, dijo que esta institución está «dedicada al estudio del pensamiento cristiano y precisamente por ello, es una institución donde se deben formar personas con sensibilidad y capacidad para el dialogo con la cultura, con los distintos caminos religiosos y con el mundo entero, tal como nos lo pide el Concilio Vaticano II, hasta llegar a las fronteras y periferias existenciales y sociales como nos lo propone el Papa Francisco», concluyó.

 

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