Los Obispos africanos de la Conferencia del Episcopado Africano(SECAM/SCEAM) han denunciado que la falta de libertad y la búsqueda de mejores condiciones de vida están en la base de tragedias como la ocurrida el 3 de octubre frente a la isla italiana de Lampedusa, según un comunicado enviado a la Agencia Fides.
En esa ocasión el naufragio de un barco lleno de inmigrantes procedentes del Cuerno de África dio como resultado la muerte de cerca de 360 personas.
«Es sorprendente que tantos refugiados de África Oriental sigan emprendiendo un viaje tan peligroso a Europa en busca de ‘libertad’, debido a las condiciones políticas y económicas graves en sus países de origen», señalan los obispos.
La SECAM destaca en particular las condiciones de Somalia y Eritrea, los dos países de la mayoría de las personas involucradas en la tragedia de Lampedusa: «En el caso de Somalia, las milicias Al Shabaab aterrorizan a la población desde 1994. Esta larga guerra ha causado graves problemas sociales y económicos. La situación política en Eritrea ha llevado a muchos de estos inmigrantes a huir de su país. No hay forma de libertad, no hay libertad de prensa, no hay libertad de religión y de ningún derecho de reunión. Estas personas afirman que tratan de dar sentido a sus vidas».
Recordando la Carta Pastoral de los Obispos de África, «Gobierno, bien común y transición democrático en África», continúa el comunicado, «el drama de la migración, con un número creciente de jóvenes que arriesgan sus vidas para abandonar África, refleja la profundidad del malestar de un continente en el que hay fuertes resistencias a asegurar a su gente el trabajo, la educación y la salud».
«Después de más de 50 años de independencia, África sigue luchando con la violencia sin fin, los grupos armados ilegales siguen amenazando la seguridad de la población y sus bienes, que a su vez conduce a la huida de la gente, como en el caso del incidente de Lampedusa», enfatizan los obispos africanos.
El documento concluye apelando a la responsabilidad de las instituciones africanas para que actúen y coordinen las políticas para el control de los flujos migratorios y sobre todo inicien un proceso de mejora de las condiciones de vida de sus estados. También se debe exigir a Europa que revise su legislación sobre inmigración y trate a «estos migrantes con mayor compasión».