«María, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos ‘de escaparate’, sino de los que saben ‘mancharse la manos’ para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz». Así se dirigió el Papa Francisco en una plegaria a la Santísima Virgen, este sábado 12 de octubre, cuando diversos santuarios marianos se unieron en una Vigilia de Oración.

En Lourdes, Nazaret, Luján, Vailankanni, Guadalupe, Akita, Nairobi, Benneux, Częstochowa y Marian Valley, junto al del Divino Amore de Roma, donde se encontraba la Imagen de Nuestra Señora de Fátima, miles de fieles escucharon atentos el mensaje videograbado de Francisco y compartieron el rezo del Rosario y la Adoración Eucarística bajo la mirada de la Virgen María.

Su Santidad resaltó la importancia de la mirada: «¡Qué importante es! ¡Cuántas cosas pueden decirse con una mirada! Afecto, aliento, compasión, amor, pero también reproche, envidia, soberbia, incluso odio. Con frecuencia, la mirada dice más que las palabras, o dice aquello que las palabras no pueden o no se atreven a decir».

«¿A quién mira la Virgen María? Nos mira a todos, a cada uno de nosotros. Y, ¿cómo nos mira? Nos mira como Madre, con ternura, con misericordia, con amor. Así ha mirado al hijo Jesús en todos los momentos de su vida, gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, como contemplamos en los Misterios del Santo Rosario, simplemente con amor», dijo emocionado el Papa en su mensaje.

Después invitó a volver a la mirada de María en los momentos de dificultad, cansancio y desanimo, porque en Ella siempre sentiremos palabras de aliento y consuelo, porque sabe «cuáles son nuestras alegrías y nuestras dificultades, nuestras esperanzas y nuestras desilusiones».

Dijo también el Santo Padre que la mirada de María no se dirige solamente a nosotros: «María indica a Jesús, nos invita a dar testimonio de Jesús, nos guía siempre a su Hijo Jesús, porque sólo en él hay salvación, sólo él puede trasformar el agua de la soledad, de la dificultad, del pecado, en el vino del encuentro, de la alegría, del perdón. Sólo él».

Cncluyó diciendo que «María es bienaventurada por su fe en Dios, porque la mirada de su corazón ha estado siempre fija en Dios, en el Hijo de Dios que ha llevado en su seno y que ha contemplado en la cruz. En la Adoración del Santísimo Sacramento, María nos dice: “Mira a mi Hijo Jesús, ten los ojos fijos en él, escúchalo, habla con él. Él te mira con amor. No tengas miedo. Él te enseñará a seguirlo para dar testimonio de él en las grandes y pequeñas obras de tu vida, en las relaciones de familia, en tu trabajo, en los momentos de fiesta; te enseñará a salir de ti mismo, de ti misma, para mirar a los demás con amor, como él, que te ha amado y te ama, no de palabra, sino con obras”».

Por favor, síguenos y comparte: