Por Gilberto Hernández García /

Este domingo 13 de octubre fueron beatificados 522 españoles asesinados a causa de su fe durante la Guerra Civil española (1936-1939), en lo que ha sido la ceremonia de beatificación más numerosa de la historia de la Iglesia católica.

La macrobeatificación, que  fue presidida por el Cardenal Ángelo Amato, inició con un mensaje del Papa Francisco: «Me uno de corazón a todos los participantes en la celebración, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires».

En su mensaje el Papa explicó quiénes son los mártires: «Son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel amar hasta el extremo que llevó a Jesús a la Cruz». Y señaló que «No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor es total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo. En la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre, y ha perdonado. Apenas pronunció palabras, pero entregó la vida. Cristo nos «primerea» en el amor; los mártires lo han imitado en el amor hasta el final».

Su Santidad recordó que «siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más necesitan».

Por eso se mostró incisivo al exhortar: «Imploremos la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia, ellos no eran barnizados eran cristianos hasta el final, pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad».

Víctimas inocentes

Por su parte, el cardenal Ángelo Amato dijo que los mártires no son «caídos de la guerra civil», sino «víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia». «Son todos víctimas inocentes que soportaron cárceles, torturas, procesos injustos, humillaciones y suplicios indescriptibles. Es un ejército inmenso de bautizados que, con el vestido blanco de la caridad, siguieron a Cristo hasta el Calvario para resucitar con Él en la gloria de la Jerusalén celestial», dijo el enviado del Papa.

También expresó que la celebración de hoy «quiere una vez más gritar fuertemente al mundo, que la humanidad necesita paz, fraternidad, concordia. Nada puede justificar la guerra, el odio fratricida, la muerte del prójimo». Dijo que con su caridad, los mártires se opusieron al furor del mal; con su mansedumbre desactivaron las armas micidiales de los tiranos y de los verdugos, venciendo al mal con el bien. «Ellos son los profetas siempre actuales de la paz en la tierra».

Antes de la homilía, el cardenal Amato leyó en latín la larga lista de los 522 mártires, agrupados por sus respectivas congregaciones religiosas. «En España, en el siglo XX, derramaron su sangre para dar testimonio de Jesús. Desde ahora en adelante serán llamados beatos».

 

 

 

 

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