“Menos desigualdades, más diferencias”, es el tema del Tercer Festival de la Doctrina Social de la Iglesia que se está celebrando, del 21 al 24 de noviembre, en la italiana ciudad de Verona. A los participantes, el Papa Francisco le ha enviado un mensaje en video, donde expresó su versión de “otra globalización”: “Me gusta imaginar la humanidad como un poliedro, en el que las formas múltiples, expresándose, constituyen los elementos que componen, en la pluralidad, a la única familia humana”.
“Menos desigualdades, más diferencias” es un título que evidencia la riqueza plural de las personas como expresión de los talentos personales y toma las distancias de la homologación que mortifica y vuelve desiguales. Quisiera traducir el título en una imagen: la esfera y el poliedro. La esfera puede representar la homologación, como una especie de globalización: es lisa, sin facetas, igual a sí misma en todas sus partes. El poliedro tiene una forma similar a la esfera, pero está compuesta por muchas caras. Me gusta imaginar la humanidad como un poliedro, en el que las formas múltiples, expresándose, constituyen los elementos que componen, en la pluralidad, a la única familia humana. Y esta sí es una verdadera globalización. La otra globalización – la de la esfera – es una homologación.
El Papa Francisco también dirigió su pensamiento a los jóvenes y ancianos:
El reconocimiento de las diferencias valoriza a las personas a diferencia de la homologación, que es el riesgo de descartarlas porque no son capaces de comprender el significado. Hoy los jóvenes y los viejos son considerados descartables porque no responden a las lógicas productivas en una visión funcionalista de la sociedad, no responden a ningún criterio útil de inversión. Se dice son “pasivos”, no producen, en la economía del mercado no son sujetos de producción. Pero no debemos olvidar que los jóvenes los viejos llevan, cada uno, una gran riqueza: ambos son el futuro de un pueblo.
Tras recordar que los jóvenes son la fuerza para ir adelante mientras los ancianos son la memoria del pueblo y la sabiduría Francisco afirma que no puede existir un desarrollo auténtico, ni un crecimiento armonioso si se niega la fuerza de los jóvenes y la memoria de los viejos. Porque un pueblo que no se ocupa de los jóvenes ni de los ancianos no tiene futuro. Por esta razón, dice, “debemos hacer todo lo posible para evitar que nuestra sociedad produzca un descarte social y debemos empeñarnos todos para mantener viva la memoria, con la mirada dirigida hacia el futuro.
Después de destacar que el porcentaje de los jóvenes sin trabajo en este momento en algunos países llega a superar el 40 por ciento, el Papa afirma que se trata de una “hipoteca”, una “hipoteca para el futuro”, y que si esto no se resuelve pronto, podemos tener la seguridad de que el futuro será demasiado débil e incluso inexistente.
Un pensamiento va también a la Doctrina Social de la Iglesia: el Magisterio social es un gran punto de referencia. Representa una orientación fruto de reflexión y de una operatividad virtuosa. Es muy útil para no perderse. Quien trabaja en la economía y en las finanzas seguramente se siente atraído por el beneficio y si no está atento, se pone al servicio del mismo beneficio. Así se vuelve esclavo del dinero. La Doctrina Social contiene un patrimonio de reflexiones y de esperanzas que es capaz, también hoy, de orientar a las personas y de conservarlas libres. Se necesita coraje, pensamiento y la fuerza de la fe para estar dentro del mercado, para estar dentro del mercado, guiados por una conciencia que ponga en el centro la dignidad de la persona, no el ídolo dinero.
Por último, y antes de despedirse, Francisco dirige un pensamiento a la “cooperación”, teniendo en cuenta que ha tenido la oportunidad de encontrarse con algunos representantes del mundo de las cooperativas.