Por Adolfo Orozco Torres, físico,católico,presidente del Centro Mexicano de Sindonología |

Estimados lectores: para completar mi anterior contribución sobre los supuestos milagros y los hechos verdaderos que se mencionan en una presentación que se está difundiendo por internet con el nombre de ‘lavirgendeguadalupe’ (aunque pude tener otros nombres), comentaré algunos puntos adicionales:

En el punto 4 de esa presentación se dice: «No se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela. De hecho, a una distancia de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo: los colores desaparecen. Estudios científicos no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la forma en que la misma fue pintada. No se detectan rastros de pinceladas ni de otra técnica de pintura conocida. Los científicos de la NASA afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la Tierra.»

Como puede verse, en este párrafo hay una serie de contradicciones y de mezcla de cosas ciertas y falsas. Por un lado se dice que a «a una distancia de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo: los colores desaparecen», pero que «Los científicos de la NASA afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la Tierra.» En primer lugar, la NASA nunca ha estudiado la tela. El Dr. Callahan, en 1980, estudió la tela, pero aunque él trabajaba para la NASA, él mismo aclara en su libro que esto lo hizo a título personal. Por otro lado, se afirma que los colores desaparecen, pero que se han estudiado. ¿Entonces? Si los colores desparecen, ¿cómo pueden ser estudiados? Por otro lado, sí es cierto que no se ha detectado la presencia de pinceladas, ni el tipo de `pigmentos, ni el origen de los mismos. Por lo mismo, al mezclar cosas ciertas con falsas, se corre el gran riesgo que, por desechar las cosas falsas, se desechen también las verdaderas.

En el punto 5 se dice: «Se ha hecho pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso, sino que los colores flotan a una distancia de tres décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo. Los colores flotan en el aire, sobre la superficie de la Tilma.» Con todo respeto, todo esto es un completo sinsentido. Desde 1666 la tela y la imagen ha sido estudiadas con detenimiento por expertos: En esa fecha, durante las averiguaciones jurídicas, seis pintores y tres ‘protomédicos’ (los científicos de entonces) la analizaron por el frente y el revés con todo detalle y minuciosidad. En el siglo XVIII, Miguel Cabrera y José Ignacio Bartolache, entre otros. En el siglo XX, pintores, fotógrafos, médicos han estudiado la tela de muy cerca y ninguno ha dicho una barbaridad semejante. El que la imagen estuviera ‘flotando’ en el aire no tendría sentido. Entonces, ¿podemos sacar la tela por un lado y dejar los colores flotando en su lugar? o si se mueven con la tela, entonces ¿cómo estarían conectados con la tela si están flotando  sobre ella? Esto es falso. Es difícil saber cómo o por qué se le haya podido ocurrir algo así a alguien, pero desde luego no es cierto. Y, como todas las fábulas, nadie sabe quién le aplicó el rayo láser, cuando lo hicieron, con que tipo de láser: ¿de sodio? ¿de calcio? ¿de que intensidad? Y para concluir este punto, ¿no se había dicho que de muy cerca los colores desaparecen? ¿Cómo podemos entonces saber que los colores ‘flotan’ a ‘tres décimas de milímetro sobre la tela? Con todo respeto: puras invenciones.

Para concluir, cuando se habla del tamaño de las imágenes en el ojo de la Virgen se dice: ¿El tamaño de esta imagen? Una cuarta parte de un millonésimo de milímetro. Creo que esta frase fue escrita por error, pues en caso contrario es evidencia que no se tiene la menor idea de las dimensiones. Un ‘millonésimo de milímetro’ es una dimensión que corresponde al tamaño de los átomos. Para estas dimensiones en física existe una unidad especial llamada ángstrom en honor al  destacado científico de ese nombre. Un ángstrom es diez millonésimos de milímetro. O sea que, según esto, las imágenes en el ojo de la Virgen tendrían la cuarta parte de un décimo de ángstrom, esto es, un cuarentavo de angstrom, mucho más pequeña que los propios átomos, desde luego absolutamente falso. Yo creo que se trata de un simple error pues, efectivamente, las imágenes en los ojos son de dimensiones milimétricas. Nuevamente, el exagerar voluntaria o involuntariamente un hecho real lo que provoca no es hacer el hecho más creíble, sino que provoca dudas sobre ese hecho, y en lugar de ayudar a la fe, o de acercar a las personas a la devoción a la Virgen, puede producir efectos muy dañinos, aunque se haga ello con la mejor voluntad.

Si se quiere conocer lo que sí hay y lo que no en el acontecimiento guadalupano, recomendaría leer el libro «El encuentro de la Virgen de Guadalupe con Juan Diego», de los padres  Fidel González y Eduardo Chávez y monseñor José Luis Guerrero. Este libro es el compendio de la causa de canonización de san Juan Diego y en él se tratan los diversos aspectos del acontecimiento guadalupano, con citas bibliográficas, análisis histórico, estudios científicos, etc.  Ésta es una fuente muy digna de crédito. Y, sobre todo, debemos estar muy alertas para no deformar nuestra fe. El acontecimiento guadalupano es, de por sí, maravilloso, y su mensaje tan importante y lleno de amor que no necesita que tratemos de mejorarlo con invenciones humanas.

Un último comentario: lo peor de esto, para mí, es la promoción de estas «Cadenas sagradas» Estas cadenas son acciones supersticiosas: «Si le rezas a san Judas Tadeo te sacas la lotería, y si no, se va a quemar tu casa». Todas estas cadenas, tal vez con la intención de promover la oración, pero en una forma anticristiana, proponen premios y castigos. Esto no es cristiano. Dios siempre te da libertad para que tú lo sigas sin amenazas, y estas cadenas son prácticas supersticiosas que no tienen ningún sustento religioso real, y sí distorsionan gravemente nuestra fe y nuestras prácticas religiosas. No nos dejemos llevar por ellas.

 

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