«El cardenalato no significa una promoción, ni un honor, ni una condecoración; es simplemente un servicio que exige ampliar la vista y agrandar el corazón». Así ha exhortado el Papa Francisco a cada uno de los nuevos cardenales que nombró el pasado domingo 12 de enero.

En una carta personal que envío a quienes han pasado a formar parte del Colegio de Cardenales, Francisco insiste en lo que es el signo de su pontificado: la humildad,  la sencillez. Así escribe: « te pido, por favor, que recibas esta designación, con un corazón sencillo y humilde. Y, aunque lo hagas con alegría y con gozo, intenta que este sentimiento se aleje de cualquier expresión mundana, de cualquier celebración ajena al espíritu evangélico de austeridad, sobriedad y pobreza».

El Santo Padre ha dicho que este nombramiento es para ayudarlo «con fraterna eficacia en mi servicio a la Iglesia universal»; por eso recuerda que «amar más universalmente con mayor intensidad, se pueden obtener sólo siguiendo el camino del Señor: el camino de la humildad, convirtiéndose en siervo».

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