La arquidiócesis de Antequera-Oaxaca ha comunicado que el Papa Francisco ha concedido la Coronación Pontificia de la imagen de la Santísima Virgen de Juquila. La Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos hizo llegar a la sede arquidiocesana el decreto por el que se concede la coronación de la venerada imagen de Nuestra Señora de Juquila «en nombre y con la autoridad del Sumo Pontífice», señaló en un comunicado el arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello.

La fecha probable para este acto de amor a la «Juquilita», como cariñosamente le llaman sus devotos, será el 7 u 8 de octubre de este año. La coronación pontificia «es el reconocimiento pontificio de la devoción y amor a la Santísima Virgen en la imagen de Inmaculada de Juquila; un llamado para que se fortalezca la vida cristiana llevándonos a Jesucristo y se proyecte en la sociedad; es un signo externo que reconoce y valora expresiones de fe auténtica pero nos pone en movimiento de la mano de María para seguir más de cerca a Jesucristo hasta unirnos plenamente a Él », señaló monseñor Chávez Botello.

El arzobispo de Oaxaca recordó que hace 5 años se celebró el primer centenario de la Coronación pontificia de la Nuestra Señora de la Soledad, patrona de Oaxaca, y señaló que en esa ocasión hubo un fuerte impulso a la vivencia y transmisión de la fe en la arquidiócesis; ahora esta coronación es un acontecimiento en sí mismo; por eso ha invitado a los fieles a «ser protagonistas para prepararlo, celebrarlo, vivirlo y transmitirlo a las siguientes generaciones de manera que deje huella en nuestra Iglesia Local y en la sociedad de Oaxaca».

El arzobispo ha exhortando a los fieles católicos para que no queden indiferentes ante tal acontecimiento, particularmente en cuanto al testimonio como cristianos, de tal manera que presenten a la Virgen una corona espiritual, fundiendo « lo mejor que tenemos en los hogares, comunidades y sociedad: trabajo y sacrificios por el bien, valores, buenas costumbres y tradiciones, devociones y fiestas religiosas; vamos a fundirlas, a purificarlas y a engarzarlas en el crisol de una fe más fiel y coherente que se proyecte en las comunidades y en la sociedad de nuestro estado».

Además señaló que habrá unas tareas fundamentales: «purificar y fortalecer la fe personal, en la familia y en nuestra comunidad eclesial; proyectar la fe en el barrio o comunidad, en el lugar de trabajo, escuela y en el trato con las personas; y trabajar explícitamente la reconciliación y la paz social desde estos espacios».

Devoción arraigada

Puede leerse la historia de esta venerable imagen aquí

 

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