«Me presento a la puerta de su casa para hablarles de un acontecimiento que, como ya saben, tendrá lugar el próximo mes de octubre en el Vaticano». Así es como inicia la Carta que el Papa envía a las Familias y que ha sido publicada este martes 25 de febrero.
El mensaje está centrado en dar a conocer la importancia de la Asamblea del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema «Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización»; pues la Iglesia hoy «está llamada a anunciar el Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con la familia».
En ese sentido, el Papa convoca a las familias a sostener este acontecimiento con la oración, porque «el apoyo de la oración es necesario e importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias», por eso «les pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo, para que ilumine a los Padres sinodales y los guíe en su grave responsabilidad».
Líneas más adelante el Santo Padre insiste en que la mencionada asamblea sinodal está dedicada de modo especial a las familias, «a su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad, a los problemas de los matrimonios, de la vida familiar, de la educación de los hijos, y a la tarea de las familias en la misión de la Iglesia».
Refiriéndose luego a la Asamblea sinodal ordinaria de 2015, dedicada también a la familia, y al Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, en septiembre del mimo año, el Papa Francisco exhorta que: «oremos todos juntos para que, mediante estas iniciativas, la Iglesia realice un auténtico camino de discernimiento y adopte los medios pastorales adecuados para ayudar a las familias a afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza que vienen del Evangelio».
El Santo Padre escribió esta carta en la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo, evocando con el Evangelio de Lucas la imagen de la Virgen y San José, llevando al Niño, según la Ley de Moisés, para ofrecérselo al Señor, y el encuentro de los ancianos, Simeón y Ana, que, impulsados por el Espíritu Santo, reconocen en Jesús al Mesías (cf. Lc 2,22-38).
«Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan!», escribe el Santo Padre y recuerda que Jesús «es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza».
En el contexto del camino familiar, en el que se comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados, el Papa subraya que «sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino; nos da el Pan de vida, que nos sostiene en las fatigas de cada día».
El Obispo de Roma termina su carta a las queridas familias, asegurando que «su oración por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la Iglesia». Y con su agradecimiento pide una vez más oraciones por él «para que pueda servir al Pueblo de Dios en la verdad y en la caridad». Para luego rogar que la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José acompañe siempre a las familias y las ayude a caminar unidas en el amor y en el servicio mutuo. E invoca de corazón sobre cada familia la bendición del Señor.