Por Luis García Orso, S.J. |

El mensaje de Cuaresma del Papa Francisco para este año sigue esta verdad de nuestra fe: «Jesucristo se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza» (cfr. 2 Cor 8, 9). El mismo Papa nos guía en su comprensión al decirnos: «¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado».

Para meditar en cuaresma este mensaje, podemos aprovechar historias que nos muestran a personas que han estado cerca de otras al modo samaritano, para ayudarlas, servirlas, amarlas, y en las que el Señor se hace presente. Algunas películas cuentan estas historias; presentamos aquí siete películas que podemos encontrar y ver una cada semana. De cada película viene su sinopsis y un fragmento del mensaje de Cuaresma.

El método a seguir es éste:

1) Leer con cuidado el mensaje del Papa.

2) Ver la película, individualmente o en grupo, en silencio y con mucha atención.

3) Pensar y luego comentar: ¿qué me dice esta historia a mí?, ¿qué me enseña?, ¿a qué me invita?

4) Compartir con otros y recoger algún provecho espiritual o alguna propuesta de vida que me deja.

El festín de Babette (Dinamarca, 1987, 102 min)

Una extranjera llega a servir a dos hermanas dedicadas al culto religioso de una comunidad de ancianos, detenida en los formalismos, la sequedad rutinaria, las divisiones internas. El servicio humilde, generoso, desinteresado de la mujer se vuelve una parábola de Jesús y el reino. A esa mesa del reino soy invitado para servir a mis prójimos, a la manera de Babette.

«Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…»… El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias».

Prefiero el Paraíso (Italia, 2010, 120 min)

Felipe Neri, un hombre alegre y pobre, va por las calles de Roma para predicar la Buena Noticia de Jesús. Su cercanía a los pobres y a los niños va impactando a todos. ¿Qué testimonio doy yo de una vida sencilla, alegre, cercana, generosa?

«¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss). Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros».

Madre Teresa, en nombre de los pobres (EUA-GB, 1997, 95 min)

La Madre Teresa encuentra su vocación junto a los más pobres y abandonados de la sociedad. En ellos ve el rostro de Cristo que tiene sed. ¿Cómo veo y me acerco yo a los pobres? ¿Qué podemos hacer como comunidad por los más pobres?

«A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza… En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo».

Dinero sucio (Inside Job) (EUA, 2010, 108 min)

A través de una extensa investigación y de entrevistas con expertos financieros, políticos y analisistas económicos, este premiado documental desvela la avaricia y falta de ética que ha corrompido a políticos, banqueros, académicos, hasta llegar a la actual crisis económica mundial que ha dejado a millones en la pobreza. Hay que atreverse a sentir la impotencia y el asco por esa idolatría del capital, y a cambiar nuestra conciencia y modo de vida.

«Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir».

Tsotsi (Sudáfrica-GB, 2005, 94 min)

Un jovencito huérfano vive como delincuente hasta que en un asalto encuentra un bebé y tiene que hacerse cargo de él. Ahí tendrá que aprender la ayuda y la ternura que él nunca ha tenido. La vida de cada uno puede cambiar si acepto que otras personas lleguen a mí y me abran a darme.

«La riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura».

Pena de muerte (Dead Man Walking) (EUA, 1995, 120 min)

Una religiosa acompaña de cerca la miseria moral y espiritual de un joven condenado a muerte, y ha de tocar el corazón de él y de ella misma para creer que Dios está ahí para ofrecer su salvación, perdón y misericordia. En el encuentro de cada uno consigo mismo y con los otros, Dios me pregunta si creo en su perdón y su misericordia, y si eso se refleja en mi forma de tratar a los demás.

«En cada ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza!»

De dioses y de hombres (Francia, 2010, 120 min)

Una comunidad de monjes entregados a la alabanza de Dios y el testimonio evangélico es llevada en circunstancias difíciles sociales a discernir la voluntad de Dios sobre su permanencia en el lugar de misión. Quizás él les pide la pobreza del Crucificado y el despojo de la propia vida para entregarla al que lo es Todo. El camino de la Cuaresma nos lleva a cada uno a discernir lo que el Señor quiere; pero no lo encontraré si no me desprendo desde lo más profundo del corazón, para que Cristo sea mi única riqueza.

«La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria… «Somos como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero lo poseemos todo» (2 Cor 6, 10)».

 

 

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