Por Carlos Garfias, Arzobispo de Acapulco |

Se ha anunciado una iniciativa de ley que llegará próximamente a la Cámara de Diputados local para despenalizar el aborto en el estado de Guerrero. Este hecho ha causado preocupación en algunos sectores de la sociedad y preocupa a la Iglesia católica que no se calibre de manera integral y se contrapongan derechos que tienen que mirarse de manera complementaria.

Los derechos de la mujer, incluyendo los derechos sexuales y reproductivos, tienen toda su legitimidad en la medida en que no excluyen el derecho fundamental a la vida del niño no nacido. Desde luego que hay que partir de una concepción integral de la persona humana para entender esta manera de armonizar estos derechos. En este sentido se requiere un proceso de diálogo para encontrar la justa relación entre estos derechos para que sean reconocidos, respetados y garantizados.

La Iglesia siempre ha reconocido la dignidad de persona del niño no nacido y su derecho a nacer y a que se respete su vida. Junto a esto, reconoce, también los derechos de todas las personas a contar con las mejores condiciones de vida para su pleno desarrollo. Por lo mismo, hay que asegurar una vida digna para todos, en todos los aspectos de la vida y en todas las etapas de la misma. Por otra parte, hay que apostar por la educación que capacite para tomar decisiones responsables y respetuosas de la vida y de la dignidad de todas las personas, sin excepción.

Hacemos un llamado a construir una cultura de la vida que genere pensamientos y sentimientos de respeto y de amor a la vida en todas sus expresiones. Y llamamos, también, a plantear el tema de la despenalización del aborto con pleno respeto a la dignidad de la persona humana que hay que reconocer en los niños no nacidos.

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