-Joven católica una víctima más de la violencia que azota México-
Esperanza Chaparro, era una joven de 19 años, acudía a un grupo juvenil católico, estudiaba y trabajaba. Era una chica llena de ilusiones y sueños, los cuales fueron arrebatados el día que fue secuestrada y muerta. Se convirtió en una más de las miles de mujeres que han sido asesinadas en México.
UNA LUCHADORA
Fue una bebe prematura, con 6 meses y 900 gramos salió del vientre materno, los médicos creían que no sobreviviría, pero luego dos meses y medio en incubadora salió del hospital pesando 1 kilo 500 gramos. De familia humilde, su padre es obrero y su madre vende empanadas, en la escuela siempre destacó por sus altas calificaciones. Sus padres no tenían contemplado que estudiara la universidad por el gasto que implicaba, pero al ver el empeño de la joven, decidieron apoyarla. Esperanza tuvo que entrar a trabajar a una mercería para completar los gastos que le generaba su educación. Además tomaba trabajos como limpieza de casas, y diferentes oficios. Le gustaba mucho leer, de hecho cuando fue asesinada llevaba consigo la biografía de Luther King.
Tenía sensibilidad para lo religioso la cual vivía a través de un grupo de jóvenes católico, adscrito a la parroquia Jesús Misericordioso y todos los viernes iba a las asambleas de oración. En el mes de junio pensaba asistir a un retiro vocacional y descubrir si estaba llamada a la vida religiosa «si yo logro algún día entrar al convento, me voy a poner botas para que me digan Sor Botitas», decía entre bromas. Leía constantemente la Biblia y hasta llego a escribir varias cartas a Dios. El día en que desapareció, la última plática que tuvo con su madre fue sobre la elaboración de unos rosarios que pensaban hacer para donarlos al grupo de evangelización al que pertenecían y hacían planes para un retiro al que asistirían el 8 de marzo.
LA DESAPARICIÓN
El domingo 26 de enero, realizó la muestra del Rosario que regalaría a los miembros del grupo juvenil. Pidió la bendición a su madre al salir. La madre la bendijo, y le dio un beso. Alrededor de las 3 de la tarde cuando no regresó a su casa, su mamá empezó a buscarla por el celular, no recibió respuesta. A las 9 de la noche se levantó el reporte policiaco de su desaparición. No se supo más de ella hasta el domingo 2 de marzo, día en que su cadáver apareció, estaba atada de manos y con indicios de violencia sexual. Pese a esto el procurador llegó a decir que se trato de un suicidio, declaración por la cual tuvo que disculparse públicamente. La investigación por parte de las autoridades ha sido lenta, torpe e ineficiente.
Durante su funeral, cientos de personas abarrotaron la iglesia de Jesús Misericordioso, estuvo presente el rector de su universidad y sus compañeros de clase, al final habló su madre quien dio un emotivo discurso de perdón.
UNA MÁS
Esperanza se convirtió en una de las 60 mujeres desaparecidas en Chihuahua en lo que va del año, situación que lo convierte en el estado donde más riesgos corren las chicas entre 16 y 23 años. Organizaciones de la sociedad civil, consideran que la mayoría de ellas fueron raptadas por bandas de prostitución y ya pueden estar muertas, aunque el gobierno solo afirma haber encontrado los cadáveres de 19.
Este problema se ha extendido a otras partes del país. Estado de México, Nuevo León y Morelos son los estados donde más denuncias de desapariciones se han registrado. Se calcula que al día son asesinadas 6 mujeres en todo el país. Mientras que en Tlaxcala tienen su origen las redes de prostitución que secuestran mujeres para que realicen estos servicios.
Mujeres asesinadas en México | 2005-2012: 15 mil
Estados con mayor número de mujeres asesinadas: Estado de México, Sinaloa, Tamaulipas, Jalisco, Sonora y Chihuahua
ASÍ LO DIJO
« Un favor les voy a pedir, tenemos que perdonar, debemos de entregar nuestro corazón a Dios, debemos de hacernos sensibles al dolor y debemos abrazar a las personas que se encuentran allá afuera, esos vándalos que no tienen corazón, nosotros sí tenemos (dijo gritando y llorando), y hay que hacerle sentir a la sociedad que sentimos y que amamos y yo le digo a las personas que hicieron esto con mi pequeña, que Dios los bendiga, que los abrace y que les dé un beso con mucho amor. Somos muchas las personas que tenemos sed y hambre de amor de Dios que las que están allá afuera, haciendo daño».
Madre de Esperanza durante el funeral
Por Omar Árcega E.