Por Mónica Muñoz |

Desde hace años, el concepto “paternidad responsable”, que incluye a padre y madre, porque se necesita de dos para generar una vida, ha dado vueltas en el mundo y se ha manipulado a la conveniencia de quien lo usa.

En la actualidad, esta idea ha perdido fuerza, la cual, es su momento, para muchos hacía referencia a que un hombre respondiera ante el embarazo de una mujer, y no porque haya cambiado la forma de traer al mundo a los niños, que sería adentrarnos a un complicado tema de bioética y para lo que necesitaría mucho espacio, sino porque el tema de hacerse cargo de un pequeño, ahora se ve como algo terrible y no como lo que verdaderamente es, una bendición.

Si no, ¿Por qué existen miles de parejas en el mundo que buscan afanosamente tener un bebé? Aunque para lograrlo, a veces concurran a métodos extremos, sin entender que un hijo no es un derecho sino un don.  Pero no, eso no es paternidad responsable.

Y es aquí donde regreso al asunto inicial, el término “paternidad responsable” también suele confundirse con la “anticoncepción” y el control de la natalidad, que comúnmente se utilizan para dar a entender que hay que “cuidarse” para no tener un embarazo no deseado.

Cierto es que la pareja, legítimamente casada, se ha comprometido por amor a vivir junta durante toda su vida, y que va implícito en el contrato matrimonial y explícito en la promesa que le han hecho a Dios, que tendrán los hijos que responsablemente puedan educar, y por tal motivo, les corresponde sólo a ellos, decidir  el número.

Por eso, convertirse en padres es una decisión que transforma y hace que hombre y mujer no vuelvan a ser los mismos nunca más.  Cuando un nuevo ser se engendra en el vientre materno, se acaba el “tú y yo” para convertirse en “nosotros tres”.  No importan las circunstancias en las que un bebé haya sido concebido, lo trascendente es que ya existe y que llegará al mundo para transfigurar a la familia que lo acoja.

Porque es muy triste ver niños y niñas que no comprenden por qué sus propios padres los maltratan, los humillan y sobajan, ¿qué está ocurriendo?, sencillamente, no todos están hechos para tener descendencia, eso es una misión que el Creador encomienda a quienes él elige porque así lo cree conveniente, aunque muchas veces los padres no cumplan.

Entonces, ¿qué es paternidad responsable? Es el hecho de que padre y madre deben responder porque esos niños que Dios ha puesto bajo su cuidado, aprovecharán sus dones, habilidades y talentos para servir a la sociedad, que recibirán una educación adecuada para convivir con sus semejantes y que se convertirán en excelentes personas, responsables a su vez de sus actos.

Que se encargarán de corregirlos cuando fallen, de guiarlos ante las decisiones difíciles, de acompañarlos en todas las etapas de sus vidas para asegurarse de que irán por el camino correcto, de entender que son seres humanos con necesidades y carencias, y que necesitan sus consejos, pero sobre todo, su amor.

Sí, la paternidad responsable va más allá de sólo generar una vida, que de por sí es ya un milagro, se trata de poner la vida de ese hijo por encima de la propia.

Un hombre salió bajo la lluvia a buscar quien le tendiera la mano, su patrón no le había pagado a pesar de haberse partido el alma en el trabajo durante toda la semana, con la esperanza de llevar dinero a su casa para su esposa e hijita, una bebé prematura que esperaba el alimento que le ayudaría a sobrevivir.  “Soy vecino de la colonia, dijo llorando, me humillo, me arrodillo ante usted, traigo mi bicicleta para empeñarla, las llaves de mi casa, por favor, ayúdeme, no sé qué hacer”.

¡Eso sólo puede hacerlo un padre que ama!, eso es paternidad responsable.  Dios bendiga a los padres y madres que dan la vida por sus hijos.

 

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