Una iglesia católica en Bangui, capital de la República Centroafricana (RC) ha sido atacada a tiros este miércoles, dando como resultado el asesinato de unas 30 personas. El atentado fue perpetrado contra la iglesia Nuestra Señora de Fátima, enclavada en un barrio habitado por musulmanes y cristianos de Bangui.

La archidiócesis de Bangui confirmó la muerte del párroco, Paul Emile Nzale, de 76 años. Es el segundo sacerdote asesinado este año como resultado del conflicto que sufre el país.

Testigos contaron que los fieles se encontraban reunidos en la iglesia cuando un grupo de desconocidos comenzó a lanzar granadas y a disparar; los fieles trataron de refugiarse sin embargo no tuvieron escapatoria.

El sacerdote Freddy Mboula, encargado de la comunidad comentó: «Estábamos en el interior de la iglesia cuando escuchamos disparos afuera y después de media hora de fuego hay cuerpos esparcidos por el lugar».

Origen del conflicto

La República Centroafricana ha estado sumida en un violento conflicto armado entre cristianos y musulmanes desde hace algunos años. Se sabe que al momento la situación sigue siendo tensa en la capital de la RC y los enfrentamientos están en curso en las cercanías del barrio musulman PK5, donde fueron levantadas barricadas.

La crisis en la RC comenzó el 24 de marzo pasado cuando el grupo Seleka, integrada por milicias islamistas radicales, dio un golpe de Estado al derrocar al presidente, Francois Bozizé, y formaron un gobierno encabezado Michel Djotodia, líder de los insurgentes.

Djotodia, que una vez en el cargo creía controlar a los insurgentes nucleados en Seleka, fue reconocido por la Comunidad Económica de Estados Centroafricanos el 18 de abril a condición de que convocara elecciones generales en un plazo de 18 meses.

Pero los seguidores del depuesto Bozizé, agrupados en las milicias crisitianas Anti-Balaka, se enfrentaron con los Seleka, combates que se intensificaron antes de que la ONU autorizara en diciembre pasado la intervención militar de Francia, la ex potencia colonial.

Pese a la presencia militar extranjera en la RC, los atentados y enfrentamientos con trasfondo religiosos se intensificaron en este país africano.

Hace 15 días, 13 personas fueron víctimas de sangrientos combates en Kaga Bandoro, a 300 kilómetros al norte de Bangui, entre miembros de Seleka y milicianos cristianas.

A fines de abril, 22 personas, entre ellos tres empleados de Médicos Sin Frontera, fueron masacradas en un hospital en el noroeste del país, en un ataque de musulmanes fundamentalistas.

De acuerdo con los datos de ACNUR, la lucha por el control del país ha provocado más de 630 mil desplazados internos. 326 mil personas se han visto obligadas a huir a los países vecinos. Sin un acuerdo de paz a la vista, es muy probable que esta cifra tan dramática aumente.

En el intento de poner fin a la violencia, el 10 de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad una resolución que instituye la Misión de estabilización en la República Centroaficana (MINUSCA) y autorizó el envío de 10 mil cascos azules a partir del 15 de septiembre de 2014.

La misión, que se sumará a un contingente de la UE y de una fuerza francesa de 2 mil hombres,  permanecerá en ese territorio hasta el 30 de abril de 2015, con posibilidad de renovar el mandato.

 

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