CRÓNICA DE LA VISITA AD LIMINA / Por Felipe Arizmendi Esquivel/ Obispo de San Cristóbal de Las Casas /

Este día ha sido muy intenso en reuniones. A las 9, los obispos de Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Veracruz, Oaxaca y Chiapas estuvimos en la Congregación para el Clero, que se encarga de ayudar al Papa en todo lo que tiene que ver con la formación de sacerdotes y diáconos, en particular con Seminarios y centros de formación eclesiástica. Entre los retos que debemos enfrentar están la preparación de los formadores de los sacerdotes, hacer a tiempo un buen discernimiento vocacional, con ayuda también de la psicología, y evitar que lleguen al sacerdocio jóvenes no idóneos. Los candidatos al sacerdocio vienen con muchas fragilidades en su madurez humana y espiritual, porque hoy muchas familias ya no están bien constituidas y no son buenas educadoras. De especial importancia es formar a jóvenes indígenas en Seminarios inculturados, para que no pierdan sus raíces y regresen como pastores a sus propias etnias; que no renieguen de sus culturas, sino que las valoren y las desarrollen en Cristo.

A las 10.30, se nos agregaron los obispos de Michoacán y Guerrero, en el encuentro con la Congregación para la Educación Católica, a la que compete lo referente a las escuelas y universidades católicas en todo el mundo. El cardenal Prefecto valoró mucho nuestro reciente documento Educar para una nueva sociedad y dialogamos sobre el lugar prioritario de la familia y de la comunidad eclesial para formar personas en forma integral. Dijimos que la reciente reforma educativa en México se ha centrado más en cuestiones administrativas y laborales, pero no toca los contenidos y la pedagogía. La libertad religiosa en las escuelas debe llegar a reconocer el lugar fundamental que corresponde a los padres de familia en el tipo de educación que el Estado, la Iglesia y la sociedad civil deben dar a los niños y jóvenes. Se nos informó que, en muchos países, el Estado paga la educación religiosa en las escuelas públicas, como un derecho de los padres, que además son los contribuyentes con sus impuestos. Así está estipulado en los tratados internacionales, que también nuestro país ha firmado. Se nos insistió en la importancia de una pastoral universitaria, para que el Evangelio llegue a esas periferias pastorales.

A las 12 horas, estuvimos en el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso. El sur de nuestro país es el que tiene más presencia de otras confesiones religiosas, distintas a la católica. Se compartieron cifras de los censos recientes y se lamentó el proselitismo agresivas de muchos nuevos grupos religiosos. En este mundo de pluralismo social, cultural y religioso, debemos evitar métodos agresivos que se reduzcan sólo a defender la fe católica y a combatir las sectas, sino ser testigos gozosos de nuestra fe, sin dejarnos arrebatar el calificativo de cristianos, como si los católicos no lo fuéramos. Debemos aprender a ser peregrinos y compañeros de viaje con los no católicos, en el respeto y la fraternidad, uniéndonos en el servicio de amor a los pobres y a cuantos sufren. En acciones de cooperación y de oración ha de empezar la unidad de los creyentes en Cristo.

Por la tarde, a las 4, estuvimos en el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. Dialogamos sobre la importancia de la iniciación cristiana, en particular sobre la catequesis y el debido reconocimiento que merecen tantos miles y miles de catequistas, así de niños como de adultos y de comunidades, pues son los agentes más necesarios para evangelizar. Muchas personas se alejan del catolicismo por falta de más evangelización de nuestra parte. La familia sigue siendo el pilar de la educación en la fe, pero como muchos padres están ausentes y no asumen su papel, hay que resaltar la figura de los abuelos y las abuelas, como los mejores catequistas en la familia.

A medio día, fuimos invitados a comer por la Embajada de México ante la Santa Sede.

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