Por Francisco Xavier Sánchez, sacerdote |
En estos días he visto la película “Cesar Chávez” dirigida por Diego Luna y en general me pareció bien. La película tiene el mérito de dar a conocer a uno de los grandes luchadores sociales como fue Cesar Chávez, en un tiempo en que el individualismo y la apatía social parecen ir ganando terreno.
Cesar Chávez (1927-1993) fue un líder campesino que en la década de los 60s se preocupó por buscar condiciones justas para los trabajadores del campo, la mayoría de ellos emigrantes mexicanos, centroamericanos y filipinos. Él por ser de origen mexicano (nacido en los Estados Unidos) tuvo que sufrir en carne propia el rechazo y la marginación. Algo muy importante, y que se señala en la película, es que ese deseo de justicia social se nutría de su fe católica.
Paralelamente a la película de Cesar Chávez, en varias salas de cine se está proyectando otra película sobre la vida de un sacerdote pedófilo (alusión directa al P. Marcial Maciel). Película que no me interesa ir a ver, porque ya se sabe la finalidad de esa proyección: buscar sacar dinero explotando el morbo de la vida lamentable de algunos ministros de la Iglesia.
En las salas de cine de nuestro país –y en nuestra vida misma como cristianos–, tenemos esas dos opciones de vida: el compromiso social o el morbo. Dice el Señor que Él es el buen pastor capaz de dar la vida por sus ovejas, y nos advierte también de lobos que buscan apropiarse de su rebaño. En México tenemos muchos lobos que buscan distraernos para trasquilarnos, para quitarnos mejor la lana ($). Una de las principales empresas que ha enajenado a nuestro país es Televisa. Por eso lo único que no me pareció de esa película, dirigida por Diego Luna, es que fuera patrocinada (no sé en qué porcentaje) por un miembro de la familia Azcárraga. En fin, alguien me decía que no debería yo de tomar en cuenta eso. También acaba de salir en México la película “La jaula de oro” (dirigida por Diego Quemada), que narra de manera muy cruda la difícil vida de los migrantes centroamericanos al atravesar nuestro país.
Felicito estas iniciativas cinematográficas que buscan crear conciencia social en la población. La fe sin el compromiso social no es nada, o más bien es evasión de la realidad.