CRÓNICA: VISITA PAPAL A TIERRA SANTA |

Uno de los encuentros más significativos que el Papa Francisco sostuvo en su peregrinación a Tierra Santa fue en la sede del Gran Rabinato de Israel, el Centro »Heichal Schlomo», donde visitó a los dos Grandes Rabinos: Yona Metzger (askenazita) y Shlomo Amar (sefardita); ambos habían encontrado a Benedicto XVI durante su peregrinación a Tierra Santa en 2009.

El Santo Padre señaló que el camino de amistad entre católicos y judíos es sin duda uno de los frutos del Concilio Vaticano II, en particular de la Declaración Nostra aetate: “estoy convencido de que cuanto ha sucedido en los últimos decenios en las relaciones entre judíos y católicos ha sido un auténtico don de Dios, una de las maravillas que Él ha realizado, y por las cuales estamos llamados a bendecir su nombre”.

Francisco señaló que esta situación de encuentro además de ser una gracias de  Dios ha implicado el esfuerzo de muchísimas personas entusiastas y generosas, tanto judíos como cristianos. Y recordó la importancia que ha adquirido el diálogo entre el Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el Judaísmo. “Un diálogo que, inspirado por la visita del santo Papa Juan Pablo II a Tierra Santa, comenzó en 2002 y hoy ya lleva doce años de recorrido. Me gustaría pensar que, como el Bar Mitzvah de la tradición judía, está ya próximo a la edad adulta: confío en que pueda continuar y tenga un futuro luminoso por delante”.

El Santo Padre dijo que no se trata solamente de establecer, en un plano humano relaciones de respeto recíproco: “estamos llamados, como cristianos y como judíos, a profundizar en el significado espiritual del vínculo que nos une. Se trata de un vínculo que viene de lo alto, que sobrepasa nuestra voluntad y que mantiene su integridad, a pesar de las dificultades en las relaciones experimentadas en la historia. Por parte católica, ciertamente tenemos la intención de valorar plenamente el sentido de las raíces judías de nuestra fe. Confío, con su ayuda, que también por parte judía se mantenga y, si es posible, aumente el interés por el conocimiento del cristianismo, también en esta bendita tierra en la que reconoce sus orígenes y especialmente entre las jóvenes generaciones”.

“El conocimiento recíproco de nuestro patrimonio espiritual la valoración de lo que tenemos en común y el respeto en lo que nos separa, podrán marcar la pauta para el futuro desarrollo de nuestras relaciones, que ponemos en las manos de Dios. Juntos podremos dar un gran impulso a la causa de la paz; juntos podremos dar testimonio, en un mundo en rápida transformación, del significado perenne del plan divino de la creación; juntos podremos afrontar con firmeza toda forma de antisemitismo y cualquier otra forma de discriminación. El Señor nos ayude a avanzar con confianza y fortaleza de ánimo en sus caminos. ¡Shalom!”, concluyó Francisco.

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