En México, 16 de cada 100 ancianos son víctimas de maltrato por sus propios familiares |

Por Gilberto Hernández García |

Honrar al padre y a la madre, como lo pide el cuarto mandamiento, implica, además del respeto, el reconocimiento, la gratitud y la reciprocidad amorosa, particularmente cuando los progenitores son ancianos.

En México, ya sea por tradición o por necesidad, uno de cada cuatro hogares es considerado como de “familia extensa”, es decir, aquella en donde además de los padres y los hijos, viven otros parientes, generalmente los abuelos. Pero también hay hogares denominados “unidades domésticas unipersonales” ­–según el INEGI por cada 20 hogares “normales”, hay uno de este tipo–: se trata de personas que viven solas, ordinariamente, otra vez, ancianas, y que tal vez tienen hijos.

En el caso de los padres ancianos viviendo en casa de alguno de los hijos se esperaría que, después de toda una vida dedicada a la crianza de los hijos o al trabajo, los abuelos disfrutaran de una vida plácida, rodeados de cuidados y cariño. Pero no siempre sucede así.

Abusos que no se denuncian

Hace un par de años, con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso a las Personas Mayores, que se celebra cada 15 de junio, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCMyN), dio a conocer que 16 de cada 100 adultos mayores sufren algún grado de maltrato físico o psicológico.

La Red Internacional para la Prevención del Maltrato al Adulto Mayor, al definir lo que es el maltrato, señala que es  “un acto, único o reiterado, u omisión que causa daño o aflicción a una persona mayor, que se produce en el seno de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza”.

El maltrato físico incluye desde golpes, bofetadas, puñetazos, patadas y empujones. En tanto que los ataques psicológicos –los más frecuentes, con una relación de 10 a uno con respecto a los maltratos físicos–, implican insultos, intimidación, aislamiento y constantes amenazas de ser echado a la calle o encerrado en un asilo, el robo de sus bienes económicos, y, en menor medida, acosos y abusos sexuales que no son denunciados por vergüenza.

Los datos ofrecidos, con base en la encuesta que realizaron el Colegio de México y la UNAM el año 2006, señalan que en el país el maltrato es muy frecuente y lo preocupante es que, en la mayoría de los casos, son los familiares los principales agresores, sobre todo, cuando los ancianos sufren algún problema de salud, como demencia senil, alzheimer, parálisis, o extremo dolor.

El estudio esboza el perfil de la víctima de maltrato: con frecuencia se trata de mujeres de más de 75 años, pasiva, complaciente, impotente, dependiente y vulnerable que está sola o aislada, y tiene un bajo nivel de autoestima, carece de opciones de vivir en otro lado o de escapar de la situación.

En cuanto a los maltratadores, la encuesta señala que el 56% son hombres, 44% son mujeres. En lo que toca al parentesco, el 36% son los hijos, el 12% las parejas, el 11% los nietos, y el 17% algún personal sin vínculo de parentesco.

Llamada a la conciencia

Los datos presentados nos hablan de una realidad que muy poco se conoce y por tanto no se atiende; es una fuerte llamada de atención a la sociedad para erradicar estas  prácticas denigrantes de maltrato al interior de la familia; y nos presentan el reto de fortalecer el respeto, amor y atención hacia los padres y madres ancianos.

Por favor, síguenos y comparte: