“Los misioneros son aquellos que, dóciles al Espíritu Santo, tienen el valor de vivir el Evangelio”: ha dicho el Papa Francisco en la homilía que ha dedicado por entero celebrada ayer, domingo 12 de octubre, en la Basílica Vaticana, en agradecimiento por las canonizaciones de dos misioneros canadienses: san Francisco de Laval , y santa María de la Encarnación Guyart Martin, religiosa

“Los misioneros han dirigido la mirada a Cristo crucificado, han acogido su gracia y no la han tenido para sí mismos – ha dicho el Papa -… Con la fuerza de Dios tuvieron el coraje de ‘salir’ por las calles del mundo con confianza en el Señor que llama. Así es la vida de un misionero, de una misionera… Y luego, para terminar lejos de casa, lejos de su patria; tantas veces muertos, ¡asesinados! Como ha sucedido en estos días, con tantos hermanos y hermanas nuestros”.

El Santo Padre ha puesto de manifiesto también que “los misioneros han servido a la misión de la Iglesia, partiendo a los más pequeños y a los más distantes el pan de la Palabra y llevando a todos el don del amor inagotable que brota del corazón mismo del Salvador”.Tras recordar el ejemplo de vida de los dos Santos canadienses, el Papa ha querido dar a los peregrinos canadienses presentes en la celebración dos consejos de la Carta a los Hebreos:

“La memoria de los misioneros nos sostiene cuando experimentamos la escasez de trabajadores del Evangelio. Sus ejemplos nos atraen, nos empujan a imitar su fe. ¡Son testimonios fecundos que generan vida!” El segundo es este: “Rendir homenaje a los que sufrieron para traernos el Evangelio significa llevar hacia adelante también nosotros la buena batalla de la fe, con humildad, mansedumbre y misericordia, en la vida cotidiana. Y esto da fruto” Por último ha expresado su deseo de que “Québec regrese sobre este camino de la fecundidad, de dar al mundo tantos misioneros”.

 

 

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