El mediodía de este domingo 26 de octubre, el Papa Francisco dijo que el Evangelio de hoy nos recuerda que toda la Ley divina se resume en el amor por Dios y por el prójimo. La señal visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar al mundo el amor de Dios es el amor por los hermanos.
Ante una Plaza de San Pedro repleta de fieles y peregrinos El Santo Padre recordó que “El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es el primero no porque está encima del elenco de los mandamientos. Jesús no lo coloca en el vértice, sino al centro, porque es el corazón desde el cual debe partir todo y hacia donde todo debe regresar y servir de referencia.”
“Jesús, puntualizó el Papa, no nos entrega dos fórmulas o dos preceptos, sino dos rostros, es más un solo rostro, aquel de Dios que se refleja en tantos rostros, porque en el rostro de cada hermano, especialmente el mas pequeño, frágil e indefenso, está presente la imagen misma de Dios.”
«De esta forma Jesús ofrece a cada hombre el criterio fundamental sobre el cual edificar la propia vida. Pero sobre todo Él nos dona el Espíritu Santo, que nos permite amar a Dios y al prójimo como Él, con corazón libre y generoso», concluyó el Papa.