El Obispo de La Paz, Baja California Sur, Miguel Ángel Alba Díaz, ha señalado que, además de la situación que se vive en el estado debido a los estragos provocados por el huracán Odile, «No existe un clima de tranquilidad y seguridad porque muchos crímenes se han cometido ante el silencio de las autoridades».
El obispo destacó que Odile hizo olvidar temporalmente este problema, pero la violencia ha resurgido y este clima «nos obliga a hacer un alto y reflexionar de una manera responsable y propositiva. Vivimos en una época en la que todo pasa rápido y la repetición de hechos nos lleva a acostumbrarnos a los mismos, perdiendo la capacidad de asombro».
Sin dar detalles o nombres de las autoridades del gobierno involucradas, muchos fieles han referido al obispo su fuerte preocupación por el número creciente de traficantes de droga que actúan con la complicidad del silencio de la policía.
“Entendemos que no todos los policías están implicados, existen los buenos, pero es sabido que algunos son parte de esa telaraña criminal y muchos sospechan que también hay altas autoridades involucradas en ella. Ese es el ambiente de desconfianza que se vive en la mayoría de las poblaciones de la Baja California Sur.
¿Qué intereses se mueven detrás del tráfico de estupefacientes que ha rebasado al poder judicial?” se lee en declaraciones periodísticas, que incluye la reflexión del obispo, quien ha invitado a las autoridades y a los empresarios a “trabajar en la construcción de una sociedad más justa, en donde haya oportunidades de trabajo para todos, con salarios más justos que eviten la tentación de conseguir el dinero fácil”. Ha pedido además a la comunidad civil que no se acostumbren: “Hay que gritarlo en voz alta: No debemos acostumbrarnos a vivir en un clima de violencia, eso nos lleva a la indiferencia y a construir culpables alrededor, sin asumir la parte que nos corresponde”