Por
Luis-Fernando Valdés |
Durante el pasado Sínodo sobre la familia, el Santo Padre escuchó todas las voces… pero él no dijo nada sobre lo que pensaba sobre la familia: si sostenía el paradigma tradicional o aceptaba otros modelos. Por fin, Francisco ha roto su silencio.
Recientemente se llevó a cabo un Congreso internacional e interreligioso sobre la complementariedad entre el hombre y la mujer, organizado por varios Dicasterios de la Santa Sede (17 noviembre).
El objetivo del evento era mostrar que hoy, aunque se discute mucho sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sigue teniendo sentido hablar del matrimonio como la unión de un varón y una mujer.
Este Congreso reunió a líderes varias religiones. Fue algo extraordinario que muchas comunidades cristianas y catorce religiones hayan podido reunirse para proclamar convicciones básicas sobre el matrimonio.
El cardenal Müller, organizador del evento, explicó que “los ataques contra el matrimonio como unión complementaria de un hombre y una mujer” son “una especie de suicidio de la humanidad”.
Durante el evento, Jonathan Henry Sacks, ex Rabino jefe del Reino Unido y de la Commonwealth sostuvo que “la familia es la institución que más humaniza en la historia”, porque la moral del amor en la relación entre marido y mujer es un acontecimiento divino y con consecuencias sociales, que se extienden al exterior de la pareja en la relación entre padres e hijos.
El discurso del Santo Padre fue muy esclarecedor. Primero, sostuvo que la crisis de la familia “ha originado una crisis de ecología humana, puesto que los ambientes sociales, como los ambientes naturales, necesitan ser protegidos”.
Explicó que “vivimos en una cultura de lo provisional, en la que cada vez más personas renuncian al matrimonio como compromiso público. Esta revolución en las costumbres y en la moral a menudo enarbola la ‘bandera de la libertad’, pero en realidad ha provocado devastación espiritual y material en incontables seres humanos, especialmente entre los más vulnerables.”
Luego, el Obispo de Roma reafirmó la importancia del matrimonio: “La familia sigue siendo el fundamento de la convivencia y la garantía contra la escisión social. Los niños tiene el derecho de crecer en una familia, con un papá y una mamá, que sean capaces de crear un ambiente idóneo para su desarrollo y su maduración afectiva”.
Francisco invitó también a no “caer en la trampa de ser calificados con conceptos ideológicos”, ya que “la familia es un hecho antropológico, y, consecuentemente, un hecho social, de cultura, etc. Nosotros no podemos calificarla con conceptos de naturaleza ideológica, que solo tienen fuerza en un momento de la historia, para después decaer”.
Y concluyó: “No se puede hablar hoy de familia conservadora o de familia progresista: ¡la familia es familia! No se dejen calificar por este o aquel concepto de naturaleza ideológica. La familia tiene una fuerza en sí misma”.
No es la primera vez que el Papa defiende públicamente a la familia tradicional. Lo hizo por ejemplo en la Exhortación “Evangelii Gaudium” (nn. 66 y 212). Lo novedoso es que Francisco, a la vez que defiende la doctrina de siempre, busca que ese mensaje llegué –mediante la misericordia– a las personas en situaciones difíciles.
Queda patente que no es posible encasillar al Pontífice en los moldes sociológicos de “conservador” o “liberal”, para luego identificar su actitud misericordiosa con el liberalismo teológico. Para entender al Papa, hay que usar esquemas religiosos, no los sociológicos.
Fuentes: Vatican Insider; Aleteia.org; Europa press; Infocatolica
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