El 14 y 15 de noviembre se llevó a cabo el Encuentro Nacional «Educar para una nueva sociedad», organizado por la Dimensión de Cultura del Episcopado Mexicano, y que reunió durante dos días a académicos, intelectuales, rectores de universidades y responsables de educación de Gobiernos de los Estados.

En la conferencia inaugural del Encuentro, el subsecretario del Consejo Pontificio para la Cultura, monseñor Melchor Sánchez de Toca afirmó que en la actualidad  nos encontramos en un cambio cultural que se da por las nuevas tecnologías “nos hallamos en un punto de inflexión de la historia, el parto de un nuevo mundo y nos afanamos tratando de saber cómo será”.

Reconoció que éste no se produce sin tensiones, pero advirtió que las “viejas recetas han dejado de funcionar…”  y no serán los técnicos quienes den una solución ante la emergencia que se vive, ni nuevos planes de estudio, sino será un “suplemento del alma”.

“La historia enseña que no hay reversa, ninguna restauración fue simplemente una vuelta atrás. No podemos engañarnos pensado que un día las cosas volverán a ser como antes, porque no sería así, o que tenemos que trabajar por que sean como un tiempo, por restaurar un orden que se nos antoja ideal en nuestra imaginación”, agregó.

La evolución tecnológica ha sido la portadora de un cambio cultural sin precedentes, una nueva revolución en la historia de la humanidad que está modificando radicalmente  formas de entender la existencia humana.

Monseñor Sánchez de Toca agregó que la aceleración con la que se ha vivido en los últimos decenios, ha dejado un nuevo panorama en el mundo que abre ante nosotros un territorio desconocido y por eso se llega a caer en la tentación del juicio ético, de juzgar este nuevo mundo, esta nueva cultura a la luz de categorías antiguas, normalmente para condenar.

Entonces, dijo se pierde de vista el aspecto más importante, que es preguntarse qué valores, qué aspiraciones, qué expectativas de plenitud se esconden tras los cambios culturales de nuestro tiempos.

La humanidad, expuso, ha conocido por primera vez una experiencia de globalización, los mismos productos, las mismas marcas, música y gustos se oyen en todo el mundo. Las marcas de las grandes transnacionales se convierten en señas de identidad de este nuevo espacio.

Al mismo tiempo se ofrece la posibilidad de pertenecer a una comunidad mundial, a través de redes sociales, provoca sentimientos de inseguridad y de pérdida. “No sabemos quiénes somos, ni donde estamos, de ahí el resurgir de nacionalismos y localismos, junto con el avance de las propuestas fundamentalistas, que son un rechazo a esa modernidad”

El hombre de hoy, anotó el subsecretario del Consejo Pontificio del Vaticano, tiene nuevos miedos: no a una extinción total causada por las bombas atómicas, sino por el agotamiento de los recursos naturales.

Monseñor Sánchez de Toca se cuestionó si a las nuevas tendencias tecnológicas tendremos que oponernos a este progreso en nombre de la ética y citó a Fabrice Hadjadj “en realidad son intentos de superar al hombre, que sin embargo no son los únicos: al tecnicismo del superhombre, se añaden el ideal del regreso a la naturaleza o el fundamentalismo y que comparten como característica la fuga de la historia: el tecnicismo se lleva a abandonarse en el instante fugaz: el naturalismo a integrarse en los ciclos eternamente repetidos de la naturaleza: el fundamentalismo a disolverse en una religiosidad sin historia”

Al referirse a las nuevas tecnologías de la comunicación, como los teléfonos celulares  señaló que se “ han convertido en una especie de depositario de mi identidad, individual y colectiva” que modifican nuestro modo de relacionarnos con la realidad. La tecnología se ha convertido en el ambiente que nos rodea.

Al señalar el futuro de la fe en este cambio cultural manifestó que la modernidad secular no significa necesariamente ausencia de la religión, sino que la religión ocupa un puesto diferente en el imaginario de las personas. La modernidad ha eliminado un cierto tipo de presencia divina, pero ello no quiere decir que desaparezca.

Y consideró que “los pastores y líderes de las comunidades tienen que tomar conciencia de este cambio y comprender que frente a estos nuevos procesos, las viejas estructuras que suponían la iniciación en la fe de nuestros fieles, la existencia de raíces sólidas, que podían darse por descontadas, ya no se sostienen”.

Por ello es importante revitalizar la inquietud por la búsqueda de sentido de la vida y de la paz. Para lo cual se requiere de una lectura crítica del presente abriéndolo a la profecía Se trata, en resumen de aprenderá a estar en la historia, dialogando con la cultura sin perder la propia identidad.

Monseñor Sánchez de Toca puntualizó que “de una cosa debemos estar ciertos se puede pensar con toda razón que el porvenir de la humanidad está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir para esperar”.

Un tema que preocupa al Papa Francisco quien se ha pronunciado en dos ocasiones es la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Iguala y monseñor Sánchez de Toca al inicio de su exposición señaló que su visita a México ha coincidido con “con un momento dramático de la vida política mexicana.

Este episodio triste  des desaparición “en oscuras circunstancias en las que se junta la corrupción de las autoridades con el crimen organizado, se convierte en una trágica metáfora de esta emergencia: han desaparecido unos maestros o futuros maestros. El maestro que encarna la apuesta por el fututo de las nuevas generaciones, ha sido eliminado”

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