Por Francisco Xavier Sánchez |

Lo sucedido hace menos de tres meses en México (26 de Septiembre de 2014), con la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa, Guerrero, y la muerte de seis personas más, ha marcado un parte-aguas en nuestra historia: un antes y un después. ¿A qué se debe tanta agitación social –tanto a nivel nacional como internacional– si todos los días se asesinan y desaparecen a personas en México? Se debe precisamente a eso: A que ya estamos hartos. Ayotzinapa fue la gota que derramo el vaso de nuestra paciencia.

Estamos cansados, hastiados, asqueados, de la manera como nuestras autoridades y servidores públicos (presidentes municipales, gobernadores, presidente de la República y hasta el simple policía que nos detiene en la calle) nos han tratado hasta el día de hoy en nuestro país. Es verdad que en muchos países existen robos, secuestros y narcotráfico, pero el hecho de que sean las mismas autoridades quienes propicien, solapen y se enriquezcan de esas actividades, es otra cosa.

Nuestro país se encuentra secuestrado por sus propios políticos sean del partido que sean (PRI, PAN, PRD, etc.). No es difícil hacer el recuento de nuestras desgracias. Acteal, Chiapas (1994), 45 indígenas asesinados; Guardería ABC, Sonora (2009), 49 niños muertos, Ayotzinapa, Guerrero (2014), 43 estudiantes desaparecidos/asesinados, etc., etc., etc. En la mayoría de las grandes y/o pequeñas tragedias de nuestro país, nuestros políticos están implicadosdirecta o indirectamente. Y lo por de todo es que se han vuelto cínicos (no en el sentido griego de buscar austeridad, sino en el de sinvergüenzas y descarados). No les importa presumir sus colecciones de zapatos, que sus hijos viajen con sus perros en jets privados, comprarse mansiones super-lujosas, etc., al fin de cuentas el pueblo “aguanta” gracias a Televisa. ¿Qué nos ha pasado para ser tan dejados y tan pasivos? Dos elementos me parece que pueden explicar bien nuestra pasividad política hasta ahora: la enajenación y el miedo. Por una parte Televisa es una de las empresas que más ha dañado a México, y por la otra el PRI ha sido un partido represor que ha sabido manejar bastante bien el miedo a la población. Prueba de ello es Tlatelolco 1968 y tantos actos de intimidación y de presión psicológica a la población para que no actúe, para que se conforme con el simulacro de paz (sin justicia) con el que hemos vivido hasta ahora.

Pero ya estamos cansados. La masacre de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa nos ha hecho hervir la sangre y nos ha quitado el miedo. 43 jóvenes que representan a cientos, miles, millones de mexicanos que decimos ¡Ya basta! No podemos seguir aguantándonos la rabia y el coraje. Es el momento de salir, de comprometernos, de luchar. ¿Cómo? Ya iremos buscando el camino, lo importante es no aflojar el paso.

Todos y todas las personas que vivimos en México (mexicanos o extranjeros que desgraciadamente también pagan las consecuencias de haber pisado nuestra tierra, como los 72 indocumentados asesinados en Tamaulipas en 2010) tenemos “historias de injusticia” vividas en carne propia.

En mi caso por ejemplo, en menos de los últimos 12 meses fui asaltado 3 veces en diferentes partes del Estado de México. En una de esas ocasiones fue en una agencia de automóviles (Cfr. en este blog: 20 de Dic. de 2013, Núm. 51: “Vencer el mal con el bien”) en Atizapán, Estado de México (Estado gobernado por el cínico y corrupto gobernador Eruviel Ávila). Las patrullas que supuestamente fueron a “auxiliarme” me dijeron que no podían hacer nada, porque ese local era de narcos que tenían relaciones con políticos del Estado de México. ¡Extraordinario! Ya todo el mundo sabía de las relaciones políticos-narcos pero nadie decía nada, todos callábamos, nos aguatábamos la rabia y el coraje, llorábamos nuestra impotencia en silencio. Pero se acabó. México ha despertado y es la hora de que las cosas cambien.

Tal vez parecerá muy utópico lo que voy a decir pero en nuestro país no necesitamos reformas, es decir maquillajes políticos, lo que realmente necesitamos es una Revolución. Necesitamos cambios profundos. Es necesario no sólo que Peña Nieto renuncie, sino que también la mayoría de los políticos (senadores, diputados, legisladores, líderes sindicales, etc.) que ahora nos dirigen también lo hagan. Es necesario hacerles juicio político a dirigentes y ex-dirigentes mexicanos que nos han empobrecido y denigrado durante tantos años. ¿Cómo hacerlo? Somos nosotros, la sociedad civil, que debe realizar esa tarea de purificación de nuestro país, por el bien de todos.

Ya para terminar pido a Dios que la Iglesia católica sepa acompañar a su pueblo en estos momentos tan importantes para su historia. No por bondad sino por exigencia evangélica.

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